“Pedí que me dieran una constancia para ir a una unidad del IGSS de la capital a pedir el medicamento (Aprovel), pero resulta que no hay personal que me la extienda”, se quejó.
Sánchez agregó que mientras los atienden deben esperar afuera y soportar sol, polvo o lluvia.
El local se encuentra dañado desde el 2011, cuando un enjambre de sismos afectó a Santa Rosa, por lo cual fue declarado inhabitable. “Así lo determinó una evaluación que se practicó”, expresó Renato Echeverría, delegado de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres.
Carlos Castro, afiliado, señaló que le ha tocado comprar la medicina que le recetan y que el personal deja de atender a las 16 horas, pese a que tiene 16 sueldos por año.
Director duda de quejas
El director interino de esa unidad del IGSS, Héctor Zepeda, afirmó que no sabía si tomar en serio la queja de los afiliados en contra del personal que los atiende, pues la población llega con agotamiento mental o es muy susceptible, o si ambas cosas influyen.
Otro factor sobre mala atención, señaló Zepeda, podría ser la falta de personal. “Ya se hizo la solicitud a la central del IGSS, pero no han enviado a supervisar sobre esta situación”, agregó.
“Nos faltan al menos cuatro médicos, igual número de enfermeras y secretarias”, informó el director.
En relación a la falta de medicinas, manifestó que no se debe a fallas en la administración, sino a que subió la demanda de estos o que al proveedor se le agotó y por cuestiones legales no se le puede pedir a otro, pues podría dar lugar a denuncias judiciales.
Zepeda reconoció que el local es insuficiente para que los afiliados se sientan cómodos, pero explicó que este es alquilado y que no hay presupuesto para construir un edificio propio