El Lago es amenazado por la creciente contaminación y por la degradación de su cuenca. Pasa de un estado de poca a mediana contaminación, lo que implicará que se impongan restricciones para el aprovechamiento de sus aguas.
¿Cuál es el mayor problema que afronta?
La falta de manejo y gestión adecuados. De eso se deriva toda la problemática ambiental que está destruyendo la cuenca y que está degradando el Lago.
¿Cuál es la mayor fuente de contaminación?
Está comprobado que son los sedimentos —fósforo y nitrógeno— que llegan al Lago a través de los ríos Quiscap y San Francisco, y las aguas residuales de poblaciones cercanas.
¿Cree que lo que se ha hecho por el Lago ha mejorado la situación?
Casi todo lo hecho en nombre del Lago ha sido irrelevante e intrascendente. Ha sido mucha bulla y mucho show, pero no hay resultados concretos en favor de la protección y conservación del Lago.
¿Cuánto tiempo le queda de vida al Lago?
Las proyecciones indican que la etapa de transición del Lago —de un estado de poca a mediana contaminación— se alcanzará en 2016. Establecer un tiempo de vida para el Lago sería irresponsable, pero estudios señalan que para el 2039, si no antes, registrará un nivel intermedio de productividad.
¿Es posible rescatarlo?
Sí, seguro que es posible su rescate. Es necesario desarrollar un plan de manejo de la cuenca que permita solucionar la problemática —de contaminación— de manera integral.
¿Qué medidas tendrían que tomarse para evitar la contaminación?
La construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales adaptadas a las características sociales, culturales y económicas de la población de la cuenca.
¿En qué se diferencia el Lago de Atitlán de otros en el mundo?
Su diferencia no se debe únicamente a su impresionante belleza, sino a las características de sus aguas, pues almacena aproximadamente 24.4 kilómetros cúbicos de líquido, y eso lo convierte en el almacén natural de agua dulce más grande de Guatemala y en un recurso valioso y estratégico para la seguridad hídrica nacional.