“Todavía hay quienes practican la tala ilegal en Sololá, pero ya no es de manera extensa. La mayor parte viene de otros departamentos, especialmente de Chimaltenango”, comentó.
Sergio Aguilar, delegado del Instituto Nacional de Bosques (Inab), expuso que en la actualidad hay registradas 71 empresas que comercializan madera y leña en Sololá, y que tras la promulgación de la nueva Ley de Fiscalización, que entró en vigor en marzo último, el control de estas se lleva a cabo de manera electrónica; sin embargo, se considera que todavía hay 15 por ciento de estos negocios que no cuenta con el permiso respectivo.
Aguilar señaló que el consumo de leña en Sololá está condicionado por la pobreza, la falta de cobertura de energía eléctrica en muchas comunidades, y por la cultura. “Hay muchos hogares en los que pese a tener estufas modernas y medios económicos, mantienen la tradición de cocinar con leña”, aseguró.
Édgar Sosa, del Conap, manifestó que llevan a cabo campañas de sensibilización entre la población, sobre la importancia de la protección de los bosques, y trabajan con programas de incentivos.
Sin embargo, coincidió con Aguilar en que se debe trabajar más en el ámbito cultural para reducir el consumo de leña. “Las familias suelen reunirse alrededor de fogatas, algo que no puede ser reemplazado por estufas mejoradas”, comentó.
Sosa explicó que el Ministerio de Educación debe jugar un rol protagónico para motivar en los niños este cambio cultural sobre la protección de bosques.