El sitio fue descubierto en la década de 1990 por Roberto Samayoa Asmus, mientras buceaba en el lago. Lo llamó Samabaj, una combinación de su primer apellido con el vocablo baj, que en tz’utujil significa “piedra”.
En el 2008, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (IDAEH) comenzó la exploración del lugar. El año pasado el Ministerio de Cultura prohibió la sumersión en el sitio a personas no autorizadas, para evitar la depredación de piezas arqueológicas.
Los líderes de Santiago Atitlán se oponen al nombre, pues indican que el lugar ya tenía uno y que Samabaj fue impuesto por alguien que hizo sumersiones y sacó piezas arqueológicas sin permiso de la comunidad, relató el alcalde Chiviliú.
Nicolás Sapalú Toj, cabecera del pueblo, manifestó que fueron excluidos de la investigación y extracción de piezas.
Sapalú agregó que ellos tienen documentos sobre este lugar, pero no los tomaron en cuenta, e indicó que el nombre del lugar es Pa’ Jaibal (Dentro de la Casa).
El cabecera del pueblo y el alcalde coinciden en que existen molestias porque hasta en fecha reciente han querido involucrar a la población en el proyecto. “Lo hacen cuando ya el sitio ha sido saqueado y las piezas arqueológicas están en lugares privados, como se ve en la Posada de Don Rodrigo, en Panajachel”, expresó Chiviliú.
El funcionario relató que han participado en reuniones con personal del IDAEH, pero los líderes de Santiago patentizaron que se debe empezar de cero y tener la aprobación de sus autoridades —Municipalidad, cabecera del pueblo y Consejo Comunitario de Desarrollo—.
Condiciones
El alcalde indicó que están de acuerdo con que se sigan las investigaciones en Pa’ Jaibal, pero se pide el respeto territorial del municipio, que se acaten los principios y valores históricos ancestrales de la población, el retorno a Santiago Atitlán de las piezas arqueológicas que han sido extraídas y llevadas a museos nacionales privados, y que estas sean regresadas y expuestas en ese municipio.
Ana Lucía Arroyave, jefa de la Unidad de Monumentos Prehispánicos del IDAEH, señaló que están de acuerdo con lo que solicitan, pero el cambio de nombre lleva un proceso que se debe cumplir y que el retorno de las piezas es posible si se cuenta con un museo apropiado para evitar su deterioro. Respecto del regreso de las que piezas que permanecen en el museo Don Rodrigo, propiedad de Roberto Samayoa, resaltó que lleva otro proceso.
Añadió que se nombró una comisión para desarrollar un plan de manejo, el cual está a cargo de Adriana Segura, del IDAEH, quien trabaja con los líderes comunitarios y autoridades de Santiago Atitlán.
Segura comentó que trabajan en un plan de gestión, con bases jurídicas y asesoramiento y apoyo de entidades internacionales.
Samayoa señaló que él es solo custodio de las piezas que exhibe en su museo, y que las devolverá mediante el proceso que establece el Ministerio de Cultura.