Pese a la erradicación constante de las plantaciones, la siembra de marihuana continúa.
Este año las autoridades han llevado a cabo seis operativos de erradicación de esta planta en los dos municipios, y se han destruido plantaciones de droga en 12 manzanas de terreno, valoradas en Q100 millones.
Ambos lugares también encabezan la lista de producción de marihuana del departamento en los últimos dos años, y lideran en el occidente, señala un fiscal distrital de Narcoactividad Región Occidente, del Ministerio Público (MP) de Quetzaltenango, quien pidió el anonimato.
En junio último, la destrucción de dos plantaciones de gran extensión evidenciaron que el narcotráfico aprovecha las carencias de los pobladores, a lo cual se suma la ausencia de la Policía Nacional Civil (PNC) en el lugar.
“El maíz solo es para consumo familiar; los habitantes necesitan dinero para otras cosas. La marihuana les ayuda a obtener más ingresos, porque no hay trabajo. Es evidente que personas ajenas a Totonicapán pagan para que les alquilen terrenos para cultivar marihuana”, comentó el fiscal.
Áreas ocultas
Según investigaciones de la Comisaría Distrital de la PNC de Xelajú, los narcotraficantes buscan áreas montañosas con caminos en malas condiciones y sin patrullaje policial.
Por intermediarios contactan a agricultores sin recursos, a quienes ofrecen hasta Q600 por la renta 464 metros cuadrados de terreno.
Eso ha causado que muchos opten por rentar sus tierras en lugar de cultivar productos tradicionales, sobre todo si tienen familias numerosas.
El producto que no decomisan las autoridades es vendido al menudeo en la capital.
“En Momostenango es donde más se cultiva la marihuana porque es un lugar favorable, por el clima y fuentes de agua. Nos preocupa que se alquilen terrenos para sembrarla; la gente dedica tiempo y cuidado a las plantaciones”, resaltó el fiscal.
Limitaciones
Uno de los problemas que afrontan investigadores de Narcoactividad es que hace año y medio el MP cerró una subdelegación de la Dirección General de Análisis de Información Antinarcótica, lo cual limita su trabajo.
Por aparte, el gobernador de Totonicapán, Baltazar Cano, señaló que hay intereses detrás de esa actividad ilícita y aseguró que la erradicación de plantíos continúa.
Admitió que la pobreza incide para que el narcotráfico ponga los ojos en los agricultores.
“Los que tienen plantaciones son de otros lugares. Según versiones, hay de Huehuetenango, pero el tema es delicado. Incluso, los alcaldes comunitarios no quieren que se digan nombres de comunidades. Como se comprenderá, a veces, con engaño, es más rentable alquilar un terreno que cultivarlo”, señaló el fiscal.