Sin ir más lejos, la Carta Olímpica que rige desde julio asegura que “las organizaciones deportivas en el seno del Movimiento Olímpico deben aplicar el principio de neutralidad política”.
BBC NEWS MUNDO
Tokio: cómo la política volvió a marcar los Juegos Olímpicos (también para América Latina)
El deporte debe estar separado de la política, ha repetido el Comité Olímpico Internacional (COI) una y otra vez a lo largo de sus 125 años de historia.
Sin embargo, “los conflictos internacionales no escapan a los Juegos y estos no han sido la excepción”, afirma Tamara Gil, enviada especial de BBC Mundo a Tokyo 2020.
“El caso de la velocista bielorrusa Kristina Timanovskaya explotó como el mayor escándalo de estos Juegos, evocando tiempos de la Guerra Fría”, dice.
“La política y la coyuntura latinoamericana también estuvo muy presente”, agrega, “a través de declaraciones de los propios atletas o el hecho de que, por primera vez, un deportista latinoamericano, el venezolano Eldric Sella, formara parte del Equipo Olímpico de Refugiados”.
A continuación destacamos 8 momentos donde las Olimpiadas de Tokio estuvieron lejos de ser neutrales.
1. Timanovskaya y el viaje a Bielorrusia
La atleta de 24 años fue noticia mundial tras rechazar las órdenes de su equipo de volver a Bielorrusia antes de lo previsto.
El giro más dramático de la historia sucedió el domingo 1 de agosto, cuando en el aeropuerto Haneda de Tokio pidió ayuda a unos policías mostrándoles un texto que había escrito y traducido al japonés en su celular.
Según Bielorrusia, Timanovskaya fue retirada de la selección nacional debido a su estado emocional. La velocista, en cambio, aseguró que fue llevada a la fuerza al aeropuerto por criticar a los entrenadores y expresó temores por su seguridad si la devolvían a su país.
El caso de Timanovskaya es un reflejo del momento que vive Bielorrusia, un país que desde 1994 es gobernado por Alexander Lukashenko, quien abiertamente admite tener un “estilo autoritario”.
Actualmente la atleta se encuentra en Polonia, país que le concedió una visa humanitaria.
2. El nacionalismo chino
“No se permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial en ningún emplazamiento, instalación u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos olímpicos”, dice el artículo 50 de la Carta Olímpica.
Sin embargo, cuando las ganadoras del oro de sprint por equipos femenino -las chinas Bao Shanju y Zhong Tianshi- subieron al podio, cada una lucía una insignia con una imagen del exlíder del país, Mao Zedong.
Si bien el episodio se cerró tras una advertencia del COI y la promesa de la selección nacional de que ningún atleta volvería a hacerlo, esta no fue la única instancia donde el creciente nacionalismo chino se manifestó.
Expertos le dijeron a la BBC que para una multitud ultranacionalista acumular medallas olímpicas se convirtió ahora en mucho más que una prueba de gloria deportiva.
“Para estas personas, los medalleros olímpicos son monitores en tiempo real del poder nacional y, por extensión, de la dignidad nacional”, dijo Florian Schneider, director del Centro Asia Leiden de los Países Bajos.
“En ese contexto, alguien que fracasa en una competencia contra extranjeros ha defraudado o incluso traicionado a la nación“, agregó.
Ejemplo de ello fue la disculpa entre lágrimas que hizo el equipo de tenis de mesa de dobles mixto de China, conformado por Xin Xu y Shiwen Liu, por ganar la medalla de plata.
Pero hubo otra medalla que generó aún más tensión política: la de bádminton dobles masculino. En esta categoría la plata fue para Jun Hui Li y Yu Chen Liu de China, y el oro, para Yang Lee y Chi-Lin Wang de China Taipéi, nombre que usa Taiwán para competir en las Olimpiadas por resolución del propio COI. Pekín considera a la isla una provincia separatista.
El medallero general también fue motivo de disputas a lo largo de los Juegos debido a la reciente tensión diplomática entre sus líderes: China, que estuvo en lo más alto en la tabla de oros, y EE.UU., que encabezó mayormente en el total de medallas.
El debate de qué criterio debería prevalecer para definir al país “ganador” de Tokyo 2020 evidenció también el nacionalismo estadounidense.
No obstante, en el último día, EE.UU. terminó convirtiéndose en el ganador indiscutido del medallero olímpico, quedando primero con 113 medallas en total (39 de oro, 41 de plata y 33 de bronce). China logró el segundo puesto con 88 (38 de oro, 32 de plata y 18 de bronce).
3. El boicot a Israel
Otro de los gestos políticos de estas Olimpiadas fue el retiro del judoca argelino Fethi Nourine después de que el sorteo determinó un posible futuro encuentro con Tohar Butbul, de Israel.
“Trabajamos mucho para llegar a los Juegos Olímpicos”, dijo el atleta de 30 años. “Pero la causa palestina es más grande que todo esto”.
Días después otro judoca, Mohamed Abdalrasool de Sudán, tampoco se presentó a competir contra Butbul sin dar explicaciones. Sin embargo, la prensa internacional asumió que se trataba de otro boicot a Israel por los asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este, y por el trato hacia los palestinos.
De acuerdo con la Carta Olímpica, “toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo y dentro del espíritu olímpico, que exige comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio”.
4. La “X” de Raven Saunders
Al recibir la medalla de plata, y mientras las otras medallistas posaban para las fotos en el podio, la lanzadora de peso estadounidense Raven Saunders levantó los brazos en forma de “X”.
Según explicó luego, este gesto representa “la intersección en donde todas las personas oprimidas se encuentran”.
La joven afroestadounidense de 25 años, integrante de la comunidad LGBTI, ha hecho público que lucha contra la depresión.
“Para mí haber ganado esta medalla y que eso sirva de inspiración al colectivo LGBTI, a las personas con enfermedades mentales y a las minorías negras, es algo que significa todo”, dijo Saunders sobre su protesta política realizada en un país como Japón, donde el matrimonio de personas del mismo sexo no está reconocido.
Saunders fue investigada por el COI también por violaciones al artículo 50 de la Carta Olímpica, pero suspendió el proceso cuando días después se supo de la muerte de la madre de la deportista.
5. El regalo para Hugo Chávez
El 28 de julio, Julio Mayora dio a Venezuela la primera de las cuatro medallas que obtuvo el país en estas Olimpiadas, ganando la plata en levantamiento de pesas en masculino 73 kilos. Ese mismo día era el cumpleaños del fallecido presidente Hugo Chávez.
Entre las llamadas que recibió por su logro estuvo la del actual presidente, Nicolás Maduro, a quien Mayora le dijo: “El regalo de esta medalla de plata es para el presidente Hugo Chávez”.
Según un video que circuló en redes sociales, la conversación sucede cuando todavía tenía la medalla puesta, las flores en la mano y la bandera venezolana colgada en los hombros.
En declaraciones a la prensa, Mayora declaró: “Ser el primer venezolano en subir al podio en Tokio me llena de mucha motivación para seguir adelante. Podemos darle alegría al pueblo de Venezuela. Sé que los muchachos que están aquí también pueden y les tengo mucha fe”.
6. La lucha y los líderes cubanos
Algo similar le sucedió a Luis Orta, quien ganó el primer oro para Cuba tras vencer en lucha grecorromana en la categoría 60 kg masculino. Estando en la zona mixta, el atleta recibió la llamada del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que lo felicitó en nombre del pueblo.
“Lo que se hace con el corazón siempre sale bien y de ahí salió la victoria, como nos ha enseñado usted y el gran comandante Fidel (Castro)”, respondió Orta.
Poco después, otro cubano obtuvo otro oro en lucha grecorromana, esta vez en la categoría 130 kg masculino: Mijaín López. A los 38 años se convirtió en el luchador con más oros olímpicos de la historia, con cuatro en total.
Al terminar, le pidieron a Mijaín que enviara un mensaje para el pueblo cubano y él agradeció la fuerza que le transmitieron, pasando directamente a dar las gracias al “comandante en jefe”, en referencia al fallecido líder Fidel Castro, de quien llegó a decir que llevó el deporte a Cuba y a quien volvió a mencionar en diferentes ocasiones en sus primeras palabras.
7. El venezolano refugiado
“Yo sigo representando a mi país, a los que se fueron y a los que están“, le dijo a BBC Mundo el boxeador venezolano Eldric Sella, quien debutó en Tokyo 2020 como el primer latinoamericano de la historia del Equipo Olímpico de Refugiados.
El atleta de 24 años, que compitió en peso medio masculino (69-75 kg), abandonó su Caracas natal en 2018 y pidió asilo en Trinidad y Tobago: “No pasaba un día en el que no pensara en ir a los Juegos Olímpicos, en el que no pensara en el boxeo”, señaló al canal de los Juegos.
Pero como indicó este canal, “no todas las historias inspiradoras salen de una victoria”. Y es que Sella fue noqueado en menos de dos minutos en su debut.
Tras su derrota, la periodista de BBC Mundo se encontró con un representante de la delegación oficial venezolana que aseguraba buscarle.
Jesús Casanova, exatleta olímpico y parte del equipo logístico y administrativo de la delegación, le dijo a Gil: “Yo vengo para acá para ver qué necesita, porque no hemos podido tener ningún contacto con él. El presidente Nicolás Maduro instruyó que se le diera todo el apoyo posible al muchacho, porque a pesar de la política que pueda tener dentro de su ideología, es un venezolano y nosotros como gobierno tenemos el deber de apoyarlo”.
8. Sin el apoyo del país
Cuando el ecuatoriano Richard Carapaz consiguió la medalla de oro en ciclismo en ruta masculino, se convirtió en el segundo en la historia del país en obtener la máxima presea.
“Para mí esto es especial. Esto lo disfruto yo, porque al final, yo he sido un deportista que ha salido (adelante) casi sin el apoyo del país”, le dijo Carapaz al medio digital Okdiario, poco después de finalizar la competencia.
“El país nunca creyó en mí (…) esto me pertenece a mí y a todos quienes realmente me apoyaron en su momento”, añadió el ciclista, feliz tras el triunfo.
Ante estas declaraciones, el ministro del Deporte, Sebastián Palacios, dijo: “Después de haber vivido uno de los momentos más increíbles en la historia del deporte ecuatoriano, de sentirnos orgullosos del logro y el triunfo de Richard Carapaz y tras sus declaraciones que como deportista y ciclista las comprendo y las comparto, hay algunas cosas que se deben conocer sobre la participación de Ecuador en Juegos Olímpicos”.
El Comité Olímpico Ecuatoriano luego salió a detallar qué apoyos le había brindado a Carapaz, desde logística hasta boletos de avión.
Días después, Ecuador ganaría otra medalla de oro de la mano de Neisi Dajomes, esta vez en halterofilia, en la categoría femenina 76 kg.