El nuevo espacio – inaugurado hace dos meses – cuenta con un helipuerto, la réplica de una favela, un campo de tiro e instalaciones para simular la liberación de rehenes. Allí, los 300 miembros del CORE efectúan ejercicios cotidianos y reciben a policías de todo el mundo para instrucción, explicó a un grupo de periodistas extranjeros el comisario Ricardo Barbosa, coordinador del CORE.
La “Ciudad de la Policía”, con un costo de 170 millones de reales (unos 74 millones de dólares) financiados por los gobiernos local y federal, está ubicada en la zona de Jacaré, en el norte de la urbe, a cinco minutos en helicóptero de cuatro puntos estratégicos para Rio y los eventos deportivos: el centro, el estadio Maracaná y los barrios Deodoro (norte) y Barra da Tijuca (oeste).
“En una favela el problema es provocado por un muy pequeño grupo de traficantes y debemos operar con la menor cantidad de efectos colaterales posibles para la población, y con seguridad para nuestro equipo, que tiene armas de guerra”, explicó Wagner Franco, director de logística especializada del CORE.
“No creemos que haya grandes riesgos como terrorismo durante el Mundial, pero estamos preparándonos. Para manifestaciones callejeras, la policía civil ya ha identificado a muchas personas que va a vigilar”, indicó Barbosa a la AFP.
Las autoridades están alerta después de las grandes protestas que sacudieron al país en junio en plena Copa Confederaciones. Los manifestantes reclamaban más inversiones en servicios públicos y menos en estadios.
Los responsables del CORE subrayaron que los policías brasileños también reciben entrenamiento de colegas extranjeros como los Rangers estadounidenses, la unidad de elite de la policía nacional francesa RAID o incluso de la policía española.
