Shelly Sterling tomó el control de los Clippers la semana pasada con vistas a su venta, luego de que su esposo fuera suspendido de por vida de la NBA por sus comentarios racistas, que se hicieron públicos en abril.
La Liga sostiene que bajo los términos del contrato de la franquicia, Shelly Sterling perdería su participación en la propiedad, al mismo tiempo que su marido, si como se espera deciden vender a un particular que no sea la NBA.
Los Sterling buscan llegar a un acuerdo de venta antes del martes, fecha en que Donald tendría que presentarse ante una junta con el resto de los dueños de franquicia de la NBA, en la que podría ser despojado del equipo.
Si el 75% de los propietarios de la liga votan para despojar a los Sterling, ellos no tendrán control sobre la venta o los términos de la misma, aunque tendrían derecho a los beneficios.
El club fue valorado recientemente por la revista Forbes en cerca de 600 millones de dólares, pero se ha especulado que podría recaudar más de 1.000 millones dólares gracias a su ubicación en el potencialmente lucrativo mercado de Los Angeles y las próximas negociaciones sobre los derechos de televisión.
Varios medios de comunicación estadounidenses habían informado de que Shelly Sterling estaba aceptando ofertas por el club, al tiempo que Donald Sterling prometía combatir los esfuerzos de la Liga para obligarlo a vender.
En su respuesta el martes a los cargos de la NBA en su contra por conducta perjudicial para la liga, Donald Sterling dijo que las sanciones de la NBA -que también incluyen una multa de USD 2.500.000- son ilegales, ya que se basan en una grabación hecha sin su conocimiento.
El miércoles, la NBA dijo que funcionarios de la liga estaban revisando las respuestas a Sterling.