Los compañeros de equipo de Jeter, que dijeron que su decisión los sorprendió y entristeció, ocuparon las sillas detrás. Vestido con un abrigo azul marino de los Yanquis y pantalones cortos, fue el primer acto del último capítulo de la carrera del legendario torpedero.
Derek Jeter habló sentado detrás de una mesa, casi siempre con los brazos cruzados. Sus palabras fueron al grano y sin mucha emoción, como casi todas las entrevistas que ha otorgado desde que llegó a las mayores en 1995.
“Intentas hacerme llorar?” , soltó después de una pregunta. “Tengo sentimientos, no sufro de algún trastorno emocional. Hay sentimientos, pero creo que he sido bastante bueno a la hora de ocultar mis emociones durante todos estos años. Tengo la misma actitud todos los días”.
“Me tomé mucho tiempo para pensar en esto. He hablado mucho sobre lo decepcionante que fue el año pasado, lo difícil que fue venir al estadio cada día. Uno empieza a pensar, cuánto tiempo quiero seguir haciendo esto?”, aseguró.