“El costo (del estadio) alcanzó los 252.000 millones de yenes. Esperamos afrontar unos 20.000 millones con la ayuda del sector privado, con el fin de aliviar la contribución de los ciudadanos japoneses” , declaró el ministro a los periodistas.
Esta suma representa un alza de 90.000 millones de yenes (650 millones de euros, 726 millones de dólares) con respecto al proyecto inicial de 162.500 millones de yenes del arquitecto iraquí-británico Zaha Hadid, que había ganado el concurso internacional en 2012 para realizar el estadio de Tokio-2020.
Este proyecto suscitó vivas críticas en Japón, debido al costo creciente y a la concepción arquitectónica del recinto.
Frente a las polémicas, el ministerio de Deportes decidió revisar el proyecto para evitar cualquier riesgo de incremento presupuestario y ganar tiempo.
De este modo, renunció al techo retractable del recinto para los Juegos Olímpicos y redujo el número de asientos de 80.000 a 65.000, según los medios locales.
Las obras comenzarán en octubre y estarían terminadas en mayo de 2019, justo a tiempo para albergar la Copa del Mundo de rugby, un año antes de los Juegos de Tokio.
Pero el gobernador de Tokio, Yoichi Masuzoe, inició un pulso con el ministerio de Deportes sobre la financiación del estadio olímpico.
Masuzoe rechaza pagar la suma reclamada por el gobierno para cubrir los trabajos del nuevo recinto.
El ministro de Deportes, Hakubun Shimomura, pidió recientemente al gobernador de Tokio que ayude con más de 50.000 millones de yenes (350 millones de euros, 403 millones de dólares) para contribuir a la construcción del Estadio Nacional.
El potente gobernador de Tokio acusa al gobierno central de “irresponsabilidad” , reprochándole querer imponer la carga financiera de un estadio “de vocación nacional” a los contribuyentes de la capital.
La construcción del estadio de los Juegos de 2020 es fuente de vivas polémicas desde hace dos años, y su presupuesto ya ha sido reducido en un 40%.
El proyecto de Zaha Hadid también fue criticado por su concepción arquitectónica.
Un célebre arquitecto japonés, Arata Isozaki, reprochó al recinto olímpico, que será construido en una de las raras zonas verdes de la capital, que se parece a “una tortuga”.
El antiguo Estadio Nacional, construido para los Juegos Olímpicos de 1964, fue recientemente demolido.