Esta temporada, Ferrari no logró ganar ni una carrera por primera vez desde 1993, mientras que Vettel terminó sin una victoria por primera vez desde 2007, cuando hizo su debut en la F-1 y corrió apenas ocho veces.
La cifra contrasta con el año anterior, cuando Vettel ganó 13 carreras. Este año sólo consiguió cuatro podios y terminó quinto, 217 puntos por detrás del nuevo campeón del mundo, Lewis Hamilton.
“Sé que hay una montaña de trabajo esperándome, y que eso es parte de la tarea que he elegido”, dijo Vettel. “Creo que si escalas una montaña juntos, ése es un lazo muy fuerte, y terminar teniendo éxito es una perspectiva fantástica”.
Está claro que ambas partes necesitarán paciencia. Desde la victoria de Fernando Alonso en el Gran Premio de España en mayo de 2013, Ferrari lleva 33 carreras sin ganar, una racha dolorosamente larga que ya ha tenido consecuencias, con Marco Mattiacci reemplazando al veterano director Stefano Domenicali.
Después de cinco temporadas y tres años como finalistas, el bicampeón Alonso decidió que había tenido suficiente. Pese a la oferta de un nuevo contrato hasta 2019, el español dejó Ferrari y se rumorea que reemplazaría a Jenson Button en McLaren.
“Ambos queremos abrir nuevos ciclos”, dijo Mattiacci. “Con Sebastian tenemos a uno de los campeones del mundo más jóvenes de la historia”.
Pero por si los problemas de Ferrari para seguir el ritmo a Red Bull durante la era de Vettel no eran lo bastante frustrantes, este año la escudería ha caído incluso por detrás de Mercedes, que se aseguró con facilidad un doblete 1-2 en los campeonatos de pilotos y constructores.
Ferrari terminó cuarto en el campeonato de constructores, más de 100 puntos por detrás de Williams. Eso le dio a Ferrari poco margen para negociar y convencer a Vettel de que se uniera al barco.
“Los argumentos tienen que ser argumentos sólidos (…) el proyecto, la inversión. Simplemente no exageras”, dijo Mattiacci. “Me impresionó mucho lo inteligente que es, una persona extremadamente inteligente con gran pasión por Ferrari”.
Aun así, el desafío que espera a Vettel —que creció con el heptacampeón Michael Schumacher como su ídolo— es considerable.
Esta temporada se vio totalmente superado por Daniel Ricciardo, su compañero menos experimentado e ilustre con Red Bull, que ganó tres carreras y terminó tercero en cinco ocasiones, todo en su primera temporada con la escudería.
Se suponía que Vettel sería el mentor de Ricciardo, pero fue el australiano quien compitió como el piloto experimentado.
Vettel sólo ha ocupado la primera línea de la grilla de largada tres veces este año, sin ninguna pole position, y se clasificó en primer lugar en una de las últimas siete carreras del campeonato. Una buena caída para un piloto que logró 39 victorias en grandes premios y 45 pole positions, ayudando a conseguir dos dobletes consecutivos con Red Bull.
“Si tomas la situación general este año, sí, fue extenuante”, dijo Vettel. “Enfrentarme a problemas técnicos a lo largo de toda la temporada no me facilitó la vida”.
Su carrera en Red Bull tuvo el domingo un final un tanto humillante, con un octavo puesto en el Gran Premio de Abu Dabi. Vettel salió desde el último puesto, después de que los dos Red Bulls fueran relegados al fondo de la grilla por un efecto aerodinámico ilegal en los alerones delanteros.
Al menos, Red Bull colocó una gran pegatina en el suelo del garaje que decía “Danke Seb!” (“íGracias Seb!”) en reconocimiento a su trabajo.
“Podemos mirar atrás con un enorme orgullo”, dijo el director de la escudería, Christian Horner. “No son sólo las experiencias que compartes en el circuito, es fuera de la cabina, y (tras) llegar como no mucho más que un chico, ahora nos deja como un joven hombre, un padre, y puede estar increíblemente orgulloso de lo que ha conseguido”.