Poirier se abalanzó entonces sobre el adolorido McGregor lanzándole una serie de puñetazos y codazos hasta que el irlandés fue salvado por la campana en el ring del T-Mobile Arena.
“Este tipo estaba diciendo que iba a asesinarme y matarme. Que iba a salir de aquí en un ataúd”, recordó Poirier, que fue declarado ganador por nocáut técnico. “No se habla así a la gente. Espero que este tipo llegue a casa a salvo con su hermosa familia”.
Los promotores dijeron después que McGregor sufrió la lesión en la parte inferior de la tibia y se esperaba que fuera sometido a cirugía el domingo.
Esta pelea, a cinco asaltos, debía resolver el empate entre McGregor, excampeón de dos categorías de la Ultimate Fighting Championship (UFC), y su eterno rival Poirier.
En una entrevista dentro del octágono mientras esperaba que lo retiraran en camilla, McGregor aseguró que estaba ganando la pelea cuando ocurrió el accidente.
“Estaba boxeando su cabeza sangrante, pateando su pierna sangrante. Esto no ha terminado”, dijo McGregor, que solo ha conseguido una victoria en los últimos cuatro años y medio.
En 2014, McGregor noqueó a Poirier en menos de dos minutos y en enero el estadounidense se tomó la revancha con un nocáut en el segundo asalto.
Por primera vez desde el inicio de la pandemia se permitió un aforo completo para un combate de la UFC en Las Vegas.
Entre el público se encontraba el expresidente Trump, que fue abucheado por una parte del público mientras otra coreaba “U-S-A” (Estados Unidos).
El balance de Poirier llegó a 28 victorias y 6 derrotas mientras el de McGregor bajó a 22-6. El promotor Dana White dijo que esperaba que hubiera una cuarta pelea entre ambos. “No puedes dejar que una pelea termine así”, afirmó.