No ha sido un reto fácil por toda la logística que eso implica, más teniendo en cuenta que las dificultades se multiplican al hacerlo compitiendo en la dunas y carreteras del Dakar a través de Paraguay, Bolivia y Argentina.
Llegar a la meta en Buenos Aires es un sueño a futuro, por ahora ya cumplió el primer objetivo: estar en el podio de salida.
Philippe Croizon.
Sus inicios
Croizon no nació discapacitado. Su vida dio un giro inesperado cuando sufrió el trágico accidente que le causó heridas tan graves en sus extremidades que fue necesario que fueran amputadas.
La fecha no la puede olvidar, el 5 de marzo de 1994, día en el que subió al techo de su casa para cambiar su antena de televisión y fue víctima de dos descargas eléctricas.
Y tampoco quiere olvidar ese día.
“Primero soy Philippe Croizon”, recuerda cuando se presenta ante cualquier persona. “Y sólo después soy discapacitado”.
La transformación de Croizon en un aventurero y ejemplo de superación no transcurrió de la noche a la mañana. Fue un largo proceso que inició cuando estaba tendido en la cama del hospital, sólo dos meses después del accidente.
Allí vio por televisión a una francesa que cruzaba el Canal de la Mancha a nado y se preguntó: “¿Por qué no lo hago yo?”.
Tuvieron que pasar 14 años antes de que pudiera comenzar los entrenamientos, pero después no ha habido nada capaz de detenerlo.
Tras cruzar el canal se propuso unir los cinco continentes a nado, desafío que completo con éxito en 2012.
La locura
Amante de las competencias de automovilismo, Croizon se planteó su nuevo reto hace poco más de un año: competir en el rally Dakar.
A sus allegados les pareció una locura que una persona sin brazos ni piernas fuera a poder pilotear un vehículo en una prueba tan exigente como lo es el famoso raid que se corre desde 2009 en Sudamérica.
El anuncio del proyecto coincidió con los atentados que sacudieron París en noviembre de 2015 y hubo que esperar a la mano salvadora del príncipe qatarí Nasser al Attiyah -ganador del Dakar en 2011 y 2015- para completar el presupuesto.
“Siempre comparo la discapacidad con el deporte de alto nivel”, le dijo en una ocasión a la BBC.
“El discapacitado también lucha por un resultado y por superarse, por ejemplo, cuando logra ponerse los calcetines solo”.
Croizon correrá junto a su copiloto Cédric Duplé con un buggy adaptado del equipo del francés Yves Tartarin, un experimentado corredor que ha participado en 18 ocasiones en el Dakar desde su primera carrera en 1988.
El sistema de conducción es similar al que lleva en su automóvil particular.
“Lo controlo todo con el brazo derecho; con el izquierdo no hago prácticamente nada, sólo encender las luces y poco más”, explicó en entrevista con el diario español Marca.
“Tengo un joystick que utilizo para acelerar, frenar y girar el volante. Es como jugar a un videojuego en una pantalla gigante”, bromeó.
Por el momento ya superó la primera etapa al completar el recorrido entre Asunción y Resistencia.
Fueron los primeros 454 kilómetros de los cerca de 9.000 que abarca la prueba que finalizará el próximo 14 de enero en Buenos Aires.
“El accidente sí cambió todo pero me gusta mi vida porque logré hacer algo. Soy autónomo y es mi meta”, concluyó.