Con una especial sonrisa y feliz de contar cómo ha logrado combinar ambas labores, Castellanos conversó sobre sobre su experiencia.
El cuidado
En distintas competencias y entrenamientos se ha podido ver a María con Jesús, su hijo mayor, ya que, según cuenta, es algo con lo que siempre soñó.
“Cuando era más pequeña y pensaba en ser mamá, siempre me dije que yo los cuidaría, que no iba a tener a alguien más que lo hiciera por mí, y eso lo vuelve más difícil”, describe.
En esa primera etapa como madre y seleccionada de karate, Castellanos recuerda que entrenaba y salía a amamantar a su pequeño. “Fueron días complicados porque no le daba pacha, pero así lo decidí”, comparte.
Situaciones parecidas vivía en las competencias, debido al apego con su primogénito, que ha crecido cerca del karate.
“Mi mamá me ayudó mucho en ese momento, pues me acompañaba a cuidarlo. Ella me ha dado el apoyo para que logre llevar todo bien, junto a Jesucito”, comenta Castellanos, quien deja claro que lo más importante es estar siempre cerca de sus bebés.
Para la seleccionada guatemalteca, la mezcla de ser deportista y madre ha sido algo con lo que ha ido aprendiendo. “No me imaginé que fuera tan difícil, pero he ido aprendiendo a llevar todo junto”, cuenta.
Por más trabajoso que se vea, para ella dejar el deporte nunca fue una opción; sin embargo, ha vivido situaciones en las que le ha pasado por la mente el retiro.
“El problema es que las autoridades ven a las mamás como una carga. Somos mujeres que pueden hacer todo igual; no estamos inválidas”, opina.
Actualmente, Castellanos mantiene una pugna, en la que exige el apoyo económico de la Federación. “Creo que les hemos demostrado que sí podemos ser mamá y deportista, por eso no es justo que nos hagan de menos congelando la beca o bajándola”, agrega.
Para Castellanos, su esposo, el cubano José Miralles, quien también fue su entrenador, ha sido parte fundamental de su buen desarrollo como madre y atleta. “Él me ha apoyado siempre. A veces se quedaba con Jesucito mientras yo me iba a entrenar”, refiere.
Su recuperación
En su afán de poder llevar la tarea de madre y atleta al mismo tiempo, Castellanos ha tenido que hacer muchos sacrificios para poder sentirse orgullosa.
Cuando dio a luz a Jesús, en el 2012, regresó a los entrenamientos luego de dos meses, pero en estos el pequeño fue su mayor motivación para seguir adelante.
“Él fue una gran inspiración. Yo estaba preparándome para los Juegos Centroamericanos, que fueron en Costa Rica, y me decía: quiero ganar y demostrarle a él que sí se pueden hacer las cosas”, recuerda la medallista de oro.
Tras haber logrado tres medallas en esas justas, Castellanos no dudó en dedicarle a su hijo mayor los tres triunfos, ya que todo el esfuerzo fue por él.
Segundo reto
A principios de abril, Castellanos dio a luz a su segundo bebé: Ángel, quien ahora es la compañía de Jesucito.
Contrario a la poca recuperación que tuvo tras su primer embarazo, ahora Castellanos quiere estar más tranquila. “No tengo cerca alguna competencia, así que puedo hacerlo más tranquila. El próximo mes quiero empezar ya a caminar e ir de a poco”, confiesa.
La llegada de Ángel le impidió a Castellanos participar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se sostuvieron el año pasado en Veracruz, México, por lo que fue un golpe duro para ella.
“Se había planificado todo bien y con los respectivos permisos, pero a última hora el juez decidió que ya no podía participar”, recuerda.
La atleta asegura que se había preparado para subir al podio en esa ocasión. “Se trabajó para ganar. Al final tuve que aceptar la decisión de no competir”, comparte.
Actualmente, Castellanos busca recuperarse bien, sin abandonar el deporte y seguir disfrutando de la bella, complicada y entretenida profesión de ser Mamá.