Sereno y sonriente, Daniel habló ayer con Tododeportes, de Prensa Libre. “Desde los 16 años empecé a hacer deportes para mejorar mi salud, pues necesitaba mejorar mi presión arterial”, indicó.
Daniel comenzó en natación, pero con el tiempo se alejó, pues los programas de estudio de algunas de las instituciones donde es atendido no daban prioridad al deporte.
Olimpiadas Especiales
Por iniciativa de su madre, María Rubio, desde hace dos años entrena futbol en la Universidad de San Carlos, y fue allí donde visores de Olimpiadas Especiales se fijaron en su calidad como atleta, lo que lo ayudó para ser llamado a la Selección Nacional.
El atleta asegura que busca ser un deportista reconocido y ejemplo para los guatemaltecos, pues asegura que lo hace con el corazón.
“En el deporte no hay discapacidad ni distinción; todos podemos hacerlo, lo que vale es tener amor por lo que te gusta”, señala.
El corazón de Daniel no tiene límites, ya que incluso ha dado aportes económicos a su familia. Durante dos años trabajó como jardinero en Fundami, institución que lo atiende en terapias de estimulación. Ahora toda su vida es el deporte y colabora en todo lo que hace su familia.