“Tengo sentimientos encontrados, porque prácticamente la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) era mi segunda casa. Ahí me la pasaba entrenando mañana y tarde, pero uno debe aceptar que la vida deportiva se acaba, y poco a poco se va sanando”, expresó el púgil.
El boxeador se retiró a los 37 años para finalizar sus estudios de Derecho, pero las disposiciones gubernamentales por la pandemia complicaron sus planes.
Valenzuela practicó deporte desde temprana edad. De niño iba a ver boxear a su hermano Jorge Mario y eso hizo que se inclinara por dicha disciplina.
A los 12 inició sus entrenamientos y ocho años después comenzó a formar parte del seleccionado guatemalteco. “Uno debe prepararse para un evento, como si fueras a pelear con el campeón olímpico, porque en una pelea te pueden eliminar. Por eso tienes que ir mentalizado para ganar”, comenta el boxeador ahora retirado.
Una de las satisfacciones que tuvo arriba del cuadrilátero es no haber perdido una pelea por nocaut. Entre los sinsabores de su carrera deportiva lamenta no haber obtenido una medalla olímpica.
“Yo tuve muchas alegrías y derrotas, la que nunca se me va a olvidar y mi mayor satisfacción es mi clasificación a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Ese clasificatorio se desarrolló en Guatemala en abril de ese año”, recuerda emocionado.
Ya retirado, y sin recibir ningún aporte económico, Valenzuela junto a su familia pasan estos días de confinamiento con sus ahorros, ya que los planes de comenzar una vida como profesional en el ámbito laboral deberán esperar por la crisis generada por el nuevo coronavirus. “Con mi esposa tenemos una cafetería, pero ya llevamos tres semanas de no estar trabajando”, concluyó.