Esos factores se combinaron para que el pasado 21 de enero se oficializara la desaparición de la máxima organización del deporte de los pedales de Guatemala. Fue un fuerte e inesperado impacto que nadie imaginó, pero tuvo aroma de inquietud entre los últimos corredores del equipo, quienes tenían en su agenda empezar la preparación física de cara la temporada 2015.
Tras el anuncio, los ojos de los titanes se llenaron de lágrimas, les faltó aliento y las palabras no fluyeron con naturalidad. El ciclo había llegado a su final, pero todos comprendieron las penas de los sostenedores del equipo, y aunque experimentaron un duro golpe, entendieron las razones y, con gran emoción, reconocieron el esfuerzo del patrocinador por mantener la tradición. El final fue difícil y triste.
“Nunca solicitamos aporte económico. Solo queríamos ser tomados en cuenta por la Federación, pero no se molestaron en hacerlo. Los equipos de marca merecemos alguna atención, porque nosotros patrocinamos a los ciclistas competitivos que después son seleccionados nacionales y le dan triunfos a Guatemala”, comentaron los últimos patrocinadores cafeteros.
La estadística dejó grandes números y satisfacciones, como las ocho Vueltas a Guatemala conquistadas, los éxitos en las Vueltas a El Salvador —Edin Roberto Nova, 1990, y Marvin Escalante, 1992—; los dos títulos de la Vuelta a Nicaragua y un cetro en la Vuelta a Costa Rica, por medio de Nova. A lo anterior se agrega el aporte del equipo a las diferentes Selecciones Nacionales que defendieron y alcanzaron medallas en beneficio del ciclismo guatemalteco, tanto en carreteras locales como del extranjero.
Entre esas conquistas de corredores cafeteros como seleccionados destacan los oros de Diego Magdaleno González y Marvin Escalante en los Centroamericanos de Tegucigalpa, Honduras, en 1990, en ruta y contrarreloj, respectivamente. Las cuatro preseas de ese metal que se colgó Marlon Paniagua en los Centroamericanos de El Salvador, en 1995. También los triunfos de Nova, Escalante y González, por equipos en los Centroamericanos y del Caribe en 1986. A eso se agregó la plata de Max Eduardo Leiva en esa misma justa.
Las satisfacciones se acumularon a lo largo de los años. De acuerdo con los números, en la organización que empezó como Café Quetzal, pero tuvo la conexión de Racan Club y diferentes patrocinadores que en su momentos tomaron la bandera del equipo, quedan registradas las 72 etapas logradas a los largo de su impresionante historia de las Vueltas a Guatemala, los 15 campeonatos nacionales de ruta, las sobresalientes actuaciones en el extranjero, como la del 2012, cuando Alder Torres Yuman quedó como el mejor guatemalteco en la 10 Clásica Panavial, en Tulcán, Ecuador, así como en la novena Vuelta a Sao Paulo, Brasil, y las 15 victorias en el último ciclo cafetero, del 2003 al 2014.
El comienzo
La historia se empezó a forjar en 1981. Fue Rafael Asturias, uno de los principales promotores de la creación. Asturias tomó visión dirigencial cuando formó parte de la directiva del glorioso equipo del futbol mayor Tipografía Nacional, entre 1979 y 1980. Junto con Carlos Enrique Asturias, Luis Ramos y el Chuchito Goubaud se acercaron a Guillermo Contreras, gerente de Subaru, quien los apoyo con patrocinio.
Con el respaldo de esa empresa compitió Café Quetzal en 1981, cuando se disputó la 23 Vuelta a Guatemala. De esa manera se formó Subaru-Propasa, con dos representativos —César Augusto del Cid Valdez, José Cayetano Boches, Rosendo Fernández y Gregorio Rodríguez—. Subaru-Troters —Víctor Manuel Castañeda, Celestino Santos, Byron Orellana y Encarnación Juárez—.
“El proyecto de Racan Club con Café Quetzal se consolidó porque otros patrocinadores se unieron con la intención de hacer del ciclismo de Guatemala el mejor de Centroamérica. En lo personal experimente grandes momentos por los éxitos, como las cuatro Vueltas a Guatemala que ganamos”, indicó el fundador del club Rafael Asturias.
La historia se empezó a forjar en 1981. Fue Rafael Asturias, uno de los principales promotores de la creación. Asturias tomó visión dirigencial cuando formó parte de la directiva del glorioso equipo del futbol mayor Tipografía Nacional, entre 1979 y 1980.
“Después me retiré y fue en 1997 cuando llegó a Racan el ingeniero Julio Roberto de León. Ahora da tristeza y pena ver cómo cayó nuestro ciclismo. Los últimos patrocinadores del equipo no fueron valorados por la actual Federación. Es una lástima, pero trabajaron con entusiasmo por continuar con la tradición de sostener a Café Quetzal”, agregó.
Dominantes
Los pedalazos del naciente equipo continuaron con todo, como cuando se asciende una ruta con alto grado de dificultad. Lo único que importó fue seguir dando lo mejor por el ciclismo. Por esa razón, en la Vuelta de 1982, Café Quetzal figuró con dos cuartetas: la A con Del Cid Valdez, Castañeda, Juárez y Santos, y la B corrió con Miguel Ángel Solís, Giovanni Rosales, Óscar de León y Jorge Pérez Elías. En esa ocasión, la organización conquistó la primera etapa en la máxima fiesta del ciclismo por medio de Tito del Cid. Fue la inicial largada de la Vuelta, el tradicional circuito en el Anillo Periférico, que constó de 94 kilómetros. Su tiempo fue de 2 h 16 min 48 s.
El esfuerzo de patrocinadores, entrenadores, mecánicos, asistentes y pedalistas en los exigentes entrenamientos tuvo su recompensa, porque llegó la primera gran satisfacción del equipo en 1983, con la corona de la 25 Vuelta por medio de Víctor Manuel Castañeda. En esa ocasión se entró a la batalla con tres equipos, Café Quetzal Verde, Azul y Blanco. Por primera vez se reforzó con tres pedalistas colombianos: Héctor Julio y Carlos Julio Patarroyo y Marvin Uriel Solares.
Los campeones: Víctor Manuel Castañeda (1983), Edin Roberto Nova (1984 y 1988), Fernando Wilfredo Escobar (1999), Alberto Fermín Méndez (2000), los colombianos Héctor Julio Patarroyo (1985) y José Robles (1993) y el venezolano Manuel el Gato Medina (2008).
También se dio el debut en la máxima fiesta del ciclismo del Quetzalito Nova, quien es la resonante figura de deporte en los últimos años, después de los héroes de la época dorada.
Igualmente, en la retina y memoria de los aficionados quedaron grabadas las faenas de los gladiadores cafeteros que se tradujeron en resonantes victorias, como los dos títulos de campeón de Vueltas a Guatemala que conquistó la leyenda de Monjas, Jalapa, el inolvidable Edin Roberto Nova, quien se coronó en 1984 y 1988.
En 1984, en una épica batalla contra los cuatro escarabajos colombianos, Antonio Londoño, a quien superó por dos minutos y 28 segundos Óscar de Jesús Vargas, Luis Fernando Mosquera y Carlos Mario Jaramillo, quienes en su orden finalizaron en segundo, tercero, cuarto y quinto lugar.
Por cuestión de patrocinadores, en 1987 los cafeteros llegaron a esa Vuelta como Selección Nacional Blanca y Azul, ambos con el respaldo de Leche Fearlef-Bolsa Amarilla-Boligrafos Bic. Un año después se volvió a Café Quetzal. Uno fue Sello Verde y otro Sello Extra. La historia continuó y en 1990 participó como Racan Club A y B-Liztex-Café Quetzal-Dulces Venus.
En 1992 estuvo ausente. En 1993 volvió como Bancafé-Liztex-Café Quetzal Rojo y Azul, respectivamente. En esa ocasión se apuntó la victoria en la Vuelta a Guatemala por medio del colombiano José Robles.
En 1994, 1995, 1996, 1997 figuró en la lucha. En 1998 estuvo a punto de sumar otra Vuelta al país, pero la victoria fue para el colombiano Ismael Sarmiento, quien superó en la batalla al originario de Palestina de los Altos, Quetzaltenango, Amílcar el Buki Gramajo.
Recuerdos
“En 1997 quedé al frente del equipo como Racan Club. El entusiasmo por hacer lo mejor por el ciclismo nos impulsó. Junto a otros patrocinadores, como Broncomiel, Emisoras Unidas, Mineravit y Bancomet, se ganaron las Vueltas de 1999 y 2000, con Fernando Escobar y Alberto Fermín Méndez, respectivamente”, comentó Julio Roberto de León, quien en la actualidad tiene otro proyecto con 10 jóvenes de distintos departamentos con el respaldo de los productos Cuajo Luna-Universal Foods, cuya sede es la ciudad de Quetzaltenango, con la dirección técnica de Augusto Boni Pérez.
“Fueron importantes esos triunfos, pero ahora se tocó fondo, porque la Federación no respaldó a los equipos de marca, como sí lo hicieron anteriores federativos, quienes se preocuparon por tener constante contacto”, agregó De León.
El ciclismo es un deporte difícil, especialmente por el alto valor de las bicicletas. A lo anterior se le agrega que la mayoría de corredores son de cuna humilde, del campo, y con escasos recursos. Patrocinar un equipo es una tarea titánica. Aunque los últimos sostenedores del Café Quetzal se reservaron la inversión del 2003 al 2014, los números fueron elevados.
De León resaltó que en su gestión (1997 al 2003) el presupuesto anual estuvo contemplado entre los Q400 y Q500 mil. Los salarios de los ciclistas no se han incrementado demasiado, porque en ese tiempo los mejor pagados tenían un sueldo de Q3 mil mensuales.
“El muchacho que hace ciclismo es porque tiene la pasión. Un corredor guatemalteco no se llena el bolsillo. Lo que obtiene es la gloria que dan los triunfos. Por eso estoy de nuevo en el ciclismo, con renovado entusiasmo y con el único propósito de darle algo a Guatemala”, compartió De León, quien agregó que los equipos son los que elevan el nivel ciclístico.
Triste despedida
La época de Café Quetzal llegó a su final, pero su adiós no pudo ser mejor. En la pasada 54 Vuelta del 2014 dejó su selló, con dos triunfos de etapa por medio de los tecpanecos Nervin Geovany Jiatz y Jonathan de León, quienes alzaron los brazos al cielo al cruzar de primero las metas ubicadas en Sanarate y Tecpán Guatemala, respectivamente.
“Estamos agradecidos por el esfuerzo de Café Quetzal, porque nos dio la oportunidad de dar lo mejor por el ciclismo de Guatemala, realizar lo que siempre nos ha gustado y aprender a valorar nuestras virtudes como atletas y personas. Nos sentimos contentos porque nunca nos reservamos nada, tanto en los entrenamientos como en las pruebas oficiales”, indicó el último entrenador de la organización, Óscar el Conejo Martin, quien se fue con el orgullo de haber logrado conquistar cuatro Vueltas al país, y quien ahora atiende su taller de reparación de bicicletas en la aldea El Camán.
“Estoy dolido por la desaparición de Café Quetzal, porque disfruté de grandes momentos. Es una pena su retiro. Los equipos de marca elevan y contribuyen con el ciclismo y es mayor la inversión a lo que obtienen. De Café Quetzal surgieron buenos corredores que le dieron honores a Guatemala”, refirió Alberto Fermín Méndez.
Méndez es el último guatemalteco campeón de la Vuelta a Guatemala, corona que conquistó en el 2000, tras una fuerte batalla con el colombiano Gregorio Ladino, quien fue rey de la montaña en 1998 y después conquistó la Vuelta del 2001.
Corredores cafeteros se unieron a otros equipos, como los casos de Alder Torres, con Hino-Pizza Hut; Nervin Geovany Jiatz, Nino Sport-Publi Led; Jhonathan de León, con la Selección Nacional Sub 23; el Zorro Marroquín, Llantera Alvarado; Julián Yac y Francisco Osweli González, con Cable DX. De esa manera, el legado de los anaranjados continuará con otros uniformes.