Deporte Nacional

Herlinda Xol hereda la pasión a la niñez de San Juan Chamelco

Herlinda Xol, exatleta de alto rendimiento, ha creado un semillero en las montañas alrededo del barrio San Marcos, de San Juan Chamelco, donde entrena un grupo de 37 niños y jóvenes.

Herlinda Xol durante uno de los entrenamiento con sus alumnos en San Juan Chamalco, donde intenta prologar su pasión por el atletismo. (Foto Prensa Libre. Eduardo Sam Chun).

Herlinda Xol durante uno de los entrenamiento con sus alumnos en San Juan Chamalco, donde intenta prologar su pasión por el atletismo. (Foto Prensa Libre. Eduardo Sam Chun).

El punto de reunión es la tienda Piecitos de Jade, en donde los jóvenes esperan sentados en una banca de madera o realizando ejercicios de calentamiento, sobre la calle de terracería, a su entrenadora Herlinda Xol.

Esta es una nueva fase de la vida de Xol, quien es recordada en el atletismo por correr descalza en competencias nacionales e internacionales, durante 16 años.

La situación de los niños y jóvenes que entrena es diferente, todos usan tenis, en algunos casos gestionados por la ahora entrenadora con la empresa Corporación San Francisco, que es la máxima patrocinadora de la agrupación de atletismo llamada Piecitos de Jade.

Además, producto de sus ahorros como atleta, el trabajo en un puesto en el mercado y el apoyo de su esposo, Xol ahora tiene una casa digna, una tienda y un molino de nixtamal, a los que no ha tenido necesidad de colocarles rótulo para identificarlos.

“Todos saben que se llama Piecitos de Jade, o la tienda de Herlinda, si preguntan por mí cualquiera le puede decir en dónde vivo”, comenta la atleta máster y entrenadora, que busca talentos en la tierra que la vio crecer.

Esfuerzo constante

Su agrupación lleva seis años, y ya tiene a su primer corredor élite, José María Caal, que es uno de los fundadores junto al atleta Lucas Xol Xol.

Caal retornó recientemente de Alemania, en donde hizo un buen papel. La entrenadora Herlinda, que además es alcadesa auxiliar, recuerda que José María sufría de alcoholismo y nadie le apoyaba, por lo que tomó la decisión con su esposo de conformar el club de atletismo y fue allí en donde logró con disciplina hacer que destacara Caal.

Por los logros alcanzados, Herlinda Xol fue contratada por Legión Gatorade para entrenar a cerca de 130 corredores que practican en el estadio Verapaz, de Cobán, los días miércoles y sábado.

Mientras que en su barrio, las calles de terracería se convierten en centro de entrenamiento todos los días. Se trabaja a doble turno, el primero a las 6 horas y el otro a las las 16:30 horas.

Al preguntarle sobre el origen del nombre del club, Xol explicó: “Es para que las personas no olviden a la atleta que corría con los pies descalzos. Y así me decían algunos periodistas, por lo que me quedé con ese nombre”.

Respecto de los entrenamientos sobre terracería, comentó: “Cómo quisiéramos una pista cercana, pero no la tenemos, por lo que no nos queda más que utilizar la carretera de terracería. La pista más cercana nos queda a tres kilómetros y es mucha responsabilidad”, comenta.

También, como alcaldesa auxiliar, dedica tiempo dos o tres veces por semana para reunirse con líderes de la comunidad. En ocasiones funge como mediadora de conflictos, en especial de violencia intrafamiliar. Además, se reúne con lideresas para buscar soluciones en su comunidad.

¿A qué edad se inició en el atletismo?

A los 6 años fue cuando gané una muñeca que lloraba, fue una gran motivación. Luego me ausenté por un buen tiempo porque no había quién me apoyara.

Gracias a Dios, don Hilario Tzul Botzoc me dijo que fuera con ellos a correr a Purulhá, eso fue en 1991. Esa vez corrí descalza y en traje típico, pero le gané a corredoras de Salamá, Baja Verapaz. De premio me dieron Q100 y guardé ese dinero durante dos años hasta que tuve una necesidad grande lo utilice.

¿Qué la motivó a correr?

En la escuela, el profesor de educación física, recuerdo que su nombre era Rolando, era el que daba el visto bueno de quién podría ser corredora. En este tiempo mi profesor era Jacobo Martínez y cuando nos castigaba nos mandaba a correr y a hacer sapitos, yo aguantaba todo eso, y el profesor Rolando se dio cuenta y me seleccionó. Representé a la escuela tres años consecutivos a nivel escolar.

De sus premios y triunfos más importantes ¿cuáles recuerda?

De los premios más importantes está la carrera de Cobán, ser la mejor cobanera en 1999, me premiaron en efectivo con Q12 mil. Ese dinero lo empecé ahorrar con el objetivo de construir mi casa.

Un premio grande es haber estado en 19 países y dos mundiales. No cualquier persona puede llegar a ese nivel y menos una mujer indígena de Alta Verapaz,

Siempre seguí los consejos de mi entrenador Jorge Alberto Coy, que me dirigió por mucho tiempo, quien me decía que tenía que ir a los campeonatos y gracias a Dios logré mi clasificación y viaje a esos países.

Estar en los mundiales de atletismo es como llegar en un mundial de futbol. Uno llora en la inauguración y en la clausura al ver la bandera guatemalteca. Gracias a Dios tuve la opción de viajar a los campeonatos mundiales de Veracruz México (2001) y a Edmonton, Canadá (2002).

¿Por qué correr se convirtió en algo importante en su vida?

Porque me gustaba y por necesidad. Me di cuenta que se podía ganar dinero, en especial después de que me entregaron aquellos Q100. De pequeña sufrí mucho, mi mamá era madre y padre, por lo mismo no continué estudiando por la situación económica. Además no conseguía trabajo, le costaba darme de todo, y fue por necesidad que empecé a laborar.

Cuando inicié mi carrera, el entrenador me decía que debía aguantar, me desgastaba físicamente. Lloraba al ver a Elsa Monterroso, Aura Morales, Violeta Barillas y a otras que sí ganaban las carreras.

¿Qué pasaba por su mente en las carreras?

En ocasiones se piensa que se quiere huir, como si alguien le está siguiendo. Es en ese momento cuando se demuestra la capacidad. Los señores de mi aldea quieren ver quién es más fuerte a pesar de que son hombres.

¿Qué se necesita para desarrollar la disciplina del deporte?

Voluntad, entrega y disciplina. Si alguien lo dirige a uno, hay que hacerle caso.

¿Qué cosas nunca debe hacer un corredor profesional?

Participar en una competencia sin tomar en cuenta los consejos del entrenador, eso tiene que llevarse siempre en la mente. El profesor Coy me hacía ver mis errores y las cosas buenas.

¿Cuáles han sido las dificultades que ha tenido?

Los estudios. Aprendí más a hablar el español estudiando y corriendo, porque me costó buscar zonas, calles y avenidas en Guatemala.

Fui a perderme algunas veces a la capital, en lugares donde había maras. A veces despierto y pienso en los momentos difíciles que me pasaron, gracias a Dios nunca me di por vencida.

¿Qué es lo que le motiva a ayudar a los jóvenes?

Lo que no quiero es que sufran mis atletas acá, que no pasen penas como las que viví yo. Siempre les digo que aprovechen su juventud y las oportunidades que les da la vida.

Antes debía salir de mi aldea para ir a entrenar al estadio del Injud. No había carretera, menos transporte, debía trotar para llegar al entreno, ahora es diferente.

¿Alguna vez se ha sentido derrotada con ganas de tirar la toalla?

A veces por enfermedad y cansancio, pero gracias a Dios, no. Tengo un hombre a mi lado que me apoya y aguanta porque a veces lo he abandonado. Me ausento por ir atender a los jóvenes al estadio, además del entrenamiento en la comunidad.

En los momentos difíciles me ha dicho: “Usted puede, ser entrenadora y corredora a la vez, lo puede hacer todavía”. Así lo hice, empecé a correr otra vez, de mi casa para el pueblo hice un tiempo 40 minutos, lo que ahora hago en 15 o 20 minutos.

Con el resultado de José María Caal y lo que ha visto con las niñas que han sobresalido más me motiva, me aporta económicamente a darle a los jóvenes y compartir con ellos.

¿Cuál es ahora el gran reto?

Que destaque otra niña o niño de la aldea o en el pueblo. Acá las puertas están abiertas, sin cobrar ni un centavo, lo que se pide es voluntad y entrega.

¿Qué hay que cambiar para que más atletas se beneficien?

En Guatemala hace falta un gran cambio. Hay jóvenes y niños en las comunidades que quieren sobresalir. Se debe buscar esos talentos en las comunidades, no solo en la Ciudad.

¿Por qué corría descalza?

Costumbre desde pequeña y por necesidad. Cuando empecé a ganar las carreras quise utilizar tenis, pero no aguantaba y los dejaba tirados.

¿Hay una anécdota que cuenta que le tiraron chayes para que perdiera?

En el 2002, en un campeonato Iberoamericano por la Avenida de La Reforma, lamentablemente técnicos de México se dieron cuenta que no dejaba ir a las corredoras y buscaron la estrategia para sacarme del lado de ellas. Quebraron una botella para frenarme, pero no les di gusto y seguí a pesar del dolor del pie. Tenía adentro el chaye y así llegue a la meta en cuarta posición.

¿A qué corredor admira?

A Alfredo Arévalo, por su humildad y sencillez. A mis muchachos le digo que hay que aprender de todos. No es porque yo haya viajado en avión a diferentes países, nada ni nadie me ha hecho cambiar, solo quiero compartirles mi experiencia.

¿Por qué Alta Verapaz es semillero de corredores?

En las comunidades han sobresalido los atletas porque les gusta el deporte. Después de la medalla olímpica ganada por Érick Barrondo han salido más deportistas. Se dieron cuenta que pueden lograr los objetivos.

¿Algún regalo en especial que haya recibido?

Gracias a Dios en mi vida y carrera deportiva la orden Juan Matalbatz, Orden Ixmucané que me dio el presidente Oscar Berger, no cualquier mujer lo tiene. Además de mis hijos, ellos son un regalo de Dios, al igual que mi esposo.

¿Algún lugar que quiera conocer?

Quisiera conocer Edmonton, Canadá, es parecido a Cobán. Estuve para el maratón y me gustó el clima. Esa vez me llevaron en bus, pero no es lo mismo de turista que que ir como atleta.

¿Algún momento que sea muy significativo?

En una carrera en Escuintla, las favoritas eran Elsa Monterroso, Dina Cruz, María Teresa Cordero, y se me acercó Angelina Turcios una noche antes y me dijo: “Mire Xol usted y yo vamos a ganar mañana”, ojalá, le respondí. Después la recordé, ella ganó, yo fui segunda y Mariela Rodas tercera, éramos tres que no tomaban en cuenta.

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