Deporte Nacional

Nancy es una atleta no vidente con sueños gigantes

El ciclismo adaptado le dio  libertad a Nancy Higueros; le puso alas a sus sueños y  busca trascender en la práctica de un deporte.

Nancy Higueros durante un entrenamiento junto a su guia Patricia Santos. (Foto Prensa Libre: Óscar Felipe)

Nancy Higueros durante un entrenamiento junto a su guia Patricia Santos. (Foto Prensa Libre: Óscar Felipe)

Nacer no vidente   no ha sido un impedimento para la atleta de 23 años, que desde hace dos años inició su preparación para asistir a los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016.

Disciplina y pasión, dos palabras que describen a  la atleta en su lucha por convertirse en ciclista de alto rendimiento, un sueño que viene forjando al  lado de sus guías,  que se han convertido en almas gemelas, entre ellas la destacada ciclista Patricia Santos, corredora de varias vueltas Femenina en el país, y la bien recordada María Dolores Molina la Lola, quien en Atenas 2004 se convirtió en la primera mujer de Guatemala en competir en este deporte en unos Juegos Olímpicos.

Trabajo a largo plazo

Higueros forma parte del proyecto de ciclismo adaptado que inició en el 2013, inspirado por Érick Madriz —quien ayuda a personas con algún tipo de discapacidad— bajo el mando del entrenador Carlos Cuté. Posteriormente fue adoptado el proyecto por la Federación Nacional de Ciclismo de Guatemala, y pese a las carencias que existen  para la práctica de este  deporte, el equipo lo conforman, además de Higueros, Dalia Melissa Martínez —no vidente—, Esteffany Milán y Gabriela Prado —ambas con debilidad visual— (Prado no estuvo en la entrevista).
Historia de vida

Higueros cuenta que fue víctima de  dos infartos en la región occipital del cerebro, por lo que perdió la visibilidad. Según los médicos, posiblemente la preeclampsia que padecía su madre, Blanca Altán —enfermedad relacionada con la hipertensión—, fue la causante de la obstrucción en el cerebro que sufrió la atleta, pero que aún no sabe con certeza  si los infartos fueron  antes o después de haber nacido.
 
“Por la enfermedad de mi mamá yo nací  a los siete meses. Siempre me gustó el deporte y me ha ayudado mucho para integrarme en la sociedad como una persona totalmente normal,   con el único impedimento de que no puedo ver”, comentó la atleta.

Con la ayuda de sus padres,  a los 6  años se inició en la natación. Los clavados y nadar constantemente me ayudó a quitarme  el miedo. Agradezco a mis papás porque siempre me ayudaron”, recordó la pequeña soñadora del ciclismo, quien se ha convertido en ejemplo para las personas con capacidades diferentes.

 Hace dos años, con la invitación que le hizo el atleta no vidente Josías Vásquez, quien recientemente participó en las pruebas de ruta y pista  en los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015.
“Acepté el reto y ahora estoy aquí con ilusión de crecer en el deporte y representar a Guatemala en un evento internacional”, comenta.

Con apenas un día de entrenamiento  fue invitada para formar parte de la Vuelta Femenina del 2013,  y en ese entonces tuvo de guía a la quetzalteca Ana María Villatoro.
En el 2014 compitió  su segunda vuelta, y lo hizo con Lola Molina, y  obtuvieron el tercer mejor registro en la cronometrada.

“Hubo un poco de nervios al principio. Después me llenó de emoción y alegría. En el ciclismo encontré mucha libertad. El saber que nos están apoyando y nos están aplaudiendo es muy satisfactorio”, recuerda.
El placer por el ciclismo no tiene límite y para  Nancy cada vez el objetivo es más alto. Su mayor anhelo, y una meta que ha tomado en este último año, es clasificar en los Paralímpicos de Brasil, el cual se celebrarán en septiembre del próximo año.

En el 2015 tuvo la esperanza de participar en los Juegos de Toronto, pero por la falta de ayuda hacia este deporte se desvaneció el sueño, y ahora, junto a sus guías, luchará  por asistir a las Olimpiadas de Río de Janeiro.
Como Ángel guardián

Patricia Santos se ha convertido   en la mejor consejera de Higueros, que se ha contagiado con la idea de luchar al máximo para representar al país en los eventos internacionales.
Al igual que Santos, María Dolores Molina y Rosa Ramírez  se han convertido en bastión del proyecto. “Son excelentes personas a quienes admira mucho”, comenta  la corredora.
 
“Quiero ayudar a Nancy para que cumpla su sueño de poder competir a nivel internacional y ganar. Nuestra mentalidad es firme; entrenamos duro, nos  esforzamos al cien por cien para algún día representar de buena manera al país”, exclama.

Santos,  junto al entrenador, que recientemente fue nombrado por la Federación de Ciclismo —Héctor Dubón—, practican  los cinco días de la semana, con una planificación combinada de trabajo de fuerza y potencia; además de ciclismo en el velódromo.  Regularmente los sábados hacen ruta.

Santos no cuenta con ninguna ayuda de parte de los federativos, pero logra cubrir los gastos que significa practicar el ciclismo por medio de sus patrocinadores.

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Falta de atención

Como situación difícil, el grupo de atletas, encabezado por Nancy Fuentes, solo tiene una bicicleta adaptada para la práctica de este deporte, la cual fue donada por la familia Gomar. Las atletas deben hacen turno durante las sesiones de entrenamiento.

Pero la preocupación crece cuando ellas practican ciclismo de pista en el velódromo de la zona 13, con una bicicleta de ruta, por lo que existe un riesgo de caída.

“En su momento solicitamos una bicicleta a la Federación Nacional de Ciclismo de Guatemala, pero nos dijeron que   les recortaron el presupuesto y nos ayudaron. Es una lástima porque con una bicicleta de pista quizá hubiéramos viajado a los juegos de Toronto”, exclama Fuentes.

Las atletas comentan lo difícil que significa encontrar una bicicleta adaptada. Son los países europeos donde se encuentran con mayor facilidad. “En España localizamos  una, pero no tuvimos el apoyo de la Federación para comprarla, porque tiene un costo entre 2  mil 500 euros, aproximadamente”, afirma  Nancy Higueros.

La falta de ayuda y la indiferencia de  los responsables del apoyo de las personas encargadas de promover el deporte en Guatemala, no ha sido una pared para que el sueño de las deportistas quede frustrado —cualquier ayuda comunicarse  con Carlos Cuté, quien se encuentra todos los días en el velódromo de la zona 13—.
Así como la de Nancy y el grupo de atletas, son  historias  de lucha y perseverancia por un sueño.

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