“Pasan los años y aunque los futbolistas siguen conservando la técnica que les situó entre los mejores del mundo, pierden vigor físico y el equipo ya no da los mismos rendimientos ni resultados de antes” , analizaba el analista deportivo Enric Bañeres en el diario barcelonés El Mundo Deportivo.
La preocupación se cierne especialmente alrededor del astro argentino Leo Messi, que había mantenido vivo al equipo durante los primeros meses de 2014 pero parece haber desaparecido del campo en los últimos encuentros.
“Otro partido malo del genio y de quien ha sido el alma del Barsa. Leo no ha estado cuando el equipo más le ha necesitado” , afirmaba el cronista Dagoberto Escorcia en el periódico La Vanguardia.
“Leo no está mentalmente. Es posible que esté pensando en el Mundial” , señalaba el director del diario El Mundo Deportivo, Santi Nolla, subrayando que “el Barsa está obligado a afrontar una revolución” .
Coincidía el periódico Sport que bajo el título “Este ciclo se ha acabado” aseguraba que “el equipo necesita una profunda renovación: desde el técnico hasta varios cracks” y en sus páginas interiores comparaba el partido ante el eterno rival a un “certificado de defunción” .
Admirada por su brillante juego en la época de Pep Guardiola como entrenador (2008-2012) , cuando ganaron dos Ligas de Campeones y tres Ligas, la plantilla del Barcelona parece obligada a renovar un equipo que apenas ha variado desde entonces.
A las salidas anunciadas del portero Victor Valdés y del capitán Carles Puyol, podrían sumarse las de otros pesos pesados de la plantilla y la del entrenador argentino Gerardo Tata Martino, muy criticado desde su llegada en julio de 2013, que se muestra siempre enigmático sobre su continuidad la próxima temporada.
La remodelación, sin embargo, parece difícil si la FIFA mantiene la sanción al Barsa de no poder fichar hasta el verano de 2015 debido a que no respetó en varias ocasiones el reglamento existente para la incorporación de futbolistas menores de edad.
“Nuestra planificación (deportiva) sigue exactamente igual, no haremos cambios” , afirmó entonces el presidente de la entidad, Josep Maria Bartomeu, quien insinuó que alguien “quiere hacer daño” al club.
Y es que la sanción de la FIFA no es el único golpe a la hasta hace poco impoluta imagen de la entidad. Después de que Messi declarara en septiembre ante un juez por evasión de impuestos, en enero el propio club fue imputado por presuntas irregularidades en el fichaje de Neymar, lo que provocó la dimisión del entonces presidente Sandro Rosell.
Hasta ahora contenida por los resultados deportivos, la debacle futbolística del Barcelona podría acrecentar la presión sobre la directiva de Bartomeu y precipitar la convocatoria de unas elecciones presidenciales que añadirían mayor incertidumbre al futuro del club.
