El edificio de diez plantas tiene tres mil metros cuadrados de superficie para exposiciones, espacios de eventos, salas de restauración, 34 apartamentos así como oficinas con capacidad para unos 140 empleados. Recibió una media de once mil visitantes por mes, mientras que el museo esperaba entre 130 mil y 150 mil visitantes en 2016.
Frente a estas acusaciones, el abogado de Blatter, Lorenz Erni, dijo a la AFP que “las acusaciones son infundadas y se niegan con vehemencia”.
Según la Fifa, el proyecto de museo generó una factura de 500 millones de francos suizos (poco más de US$500 millones) que “podrían y deberían haberse destinado al desarrollo del fútbol mundial”.
“Llegamos a la conclusión de que no teníamos más remedio que denunciar este caso al fiscal general, puesto que la dirección actual de la Fifa tiene responsabilidades fiduciarias con la organización y pretende asumirlas completamente, incluso si su predecesor está lejos de haber hecho lo mismo”, indicó el secretario general adjunto de la Fifa, Alasdair Bell, en el comunicado.
El museo de la Fifa en Zúrich, promovido por Blatter, presidente apartado y suspendido, se inauguró en febrero de 2016 por el actual presidente, Gianni Infantino, al día siguiente de su elección.
Pero a finales de octubre de 2016, su director Stefan Jost dejó el cargo, tras de “diferencias de opinión en cuanto a la estrategia futura del museo del fútbol”, explicó entonces la Fifa.
Menos de un mes después, el museo estuvo amenazado con el cierre por las pérdidas financieras, situación incluso comunicada a los trabajadores. El museo finalmente permaneció abierto.