Dos millones de cariocas -casi un tercio de la población de la ciudad- dependen en su día a día de buses de compañías tercerizadas por la alcaldía.
Pero además, Rio, que acogerá en total siete partidos incluida la final el 13 de julio, dependerá de su sistema de transporte público -que incluye metro y tren suburbano- para movilizar a los cientos de miles de turistas e hinchas que visitarán la ciudad para la cita mundialista.
Los huelguistas en asamblea decidieron acatar una orden de la justicia de permitir el funcionamiento del 30% de la flota.
Los conductores en paro reivindican un aumento de los salarios superior a la que el sindicato negoció en marzo, a 2.500 reales (unos 1.130 dólares). También pretenden poner fin a la doble función de conductor-cobrador.
En mayo ya se realizaron dos paros: el primero de 24 horas, hace dos semanas, que se saldó con 531 buses atacados o incendiados por los huelguistas, y otra de 48 horas.
En esos tres días, al menos 708 autobuses fueron dañados, según la firma tercerizada de transporte Rio nibus.
Una huelga de conductores de autobuses paralizó el martes Salvador (noreste), una de las 12 ciudades sede del Mundial, afectando a un millón de personas.
En Sao Paulo, los trabajadores del metro -que amenazaban con una huelga también para el miércoles- dieron plazo hasta el 4 de junio para recibir una propuesta de aumento salarial. Si no la reciben, el paro comenzará el 5, una semana antes de la inauguración del Mundial en esa ciudad, informó a la AFP una vocera del sindicato Metroviarios.