Cada día es un regalo para la estrella de la familia González. A corta edad se ha convertido en un pequeño guerrero, quien a pesar de los múltiples obstáculos disfruta cada momento como que fuera único. La sonrisa en su rostro es la victoria más grandes en este partido de la vida.
El pequeño Adrián, quien con 4 años de edad lucha por llevar ser normal, disfruta del amor de su familia y del futbol, y que mantiene un brillo en la mirada al estar dentro de una cancha y al ponerse los guantes de portero otra gran sonrisa le ilumina el rostro.
Prensa Libre publicó su historia el 22 de junio de este año y el apoyo ha crecido, pero no ha sido suficiente, por lo que ahora busca otra mano que le ayude a continuar con su ilusión de vivir.
El cordón umbilical del pequeño era completamente amarillo, lo que indicaba a los médicos que algo no estaba bien. Desde ese momento empezó una serie de exámenes para determinar qué era lo que padecía Adrián. Luego de 4 años aún no se tiene un diagnóstico de la enfermedad que padece.
Sin diagnóstico
Adrián es el menor de cuatro hermanos y era esperado con mucha ilusión y alegría. El embarazo de su mamá, María José Solares de González, se desarrolló completamente normal sin complicaciones, pero a la hora del nacimiento todo cambio.
El cordón umbilical del pequeño era completamente amarillo, lo que indicaba a los médicos que algo no estaba bien. Con pocas horas de nacido se tuvo que separar de sus padres, que lo entregaron a los doctores del hospital Roosevelt y desde ese momento empezó una serie de exámenes para determinar qué era lo que padecía Adrián. Luego de 4 años aún no se tiene un diagnóstico de la enfermedad que padece.
Desde esos momentos demostró ser un guerrero que se aferra con todas sus fuerzas e ilusión a la vida y al futbol. Para poder sobrevivir Adrián tiene que recibir transfusiones de sangre cada 40 días, pero antes de ello debe de pasar por una serie de exámenes para tratar de tener una luz de cuál es la enfermedad que padece y poder darle el tratamiento adecuado para que se recupere.
“Hemos visitado un sinfín de médicos para tratar de encontrar que es lo que padece nuestro pequeño, en estos últimos meses ha sido atendido en el hospital general San Juan de Dios, pero tienen el equipo necesario para hacerlos los exámenes, por lo que debemos de recurrir a lo privado, y los costos cada vez son más altos”, dice Luis, padre de Adrián.
El futbol los une
El futbol es una pasión familiar, pues María José su mamá milita en el equipo femenino de Aurora, al igual que su hermano Steve Alexánder, de 12 años, que está en el conjunto infantil; Dereck Gabriel, de 8 años, también lo practica y su padre Luis González disfruta de ver a su familia haciendo lo que más les hace feliz: jugar con el balón, además de enseñarles a seguir y apoyar el balompié nacional.
Adrián necesita para vivir transfusiones cada 40 días, además de un medicamento que debe tomar todos los días y cuesta más de Q5 mil.
“El no deja la pasión que tiene por el deporte, especialmente por el futbol. Ha ido a entrenar incluso un día antes de recibir la transfusión, y cuando está en la misma me dice: “mamá juguemos futbol”. Él sabe que está canalizado, pero no se olvida del futbol”, comparte.
“Para nosotros es algo bueno ya que nos damos cuenta que eso le despeja su mente pensando en lo que le gusta. El futbol le ha dado la vida que el necesita a través del camino que le ha tocado recorrer”, expresa María José.
Su sueño
Adrián sueña con ser un futbolista profesional y aunque ahora le gusta más jugar en la posición de portero, su ejemplo a seguir al igual que sus hermanos es el astro argentino del Barcelona Lionel Messi; el conocerle sería su máxima aspiración y aunque parezca algo imposible mientras existan las posibilidades el mantiene la ilusión de poderle saludar.
Es por ello que cada lunes y miércoles tiene una cita infaltable en las canchas de Total Pro, donde se entrena con mucha energía gracias a la beca que tiene. Es una manera de olvidar los infinitos pinchones que ha recibido para realizarle las pruebas de sangre, es tanta la cantidad que las venas de sus manos y pies se han ido reventando poco a poco, siendo un reto para las enfermeras encontrar nuevas venas para sus exámenes y transfusiones.
María José, madre de Adrián
El pequeño es un niño con mucho ángel, disfruta de jugar con sus hermanos y amigos. Además le gusta hacer nuevos amigos, su sencillez y carisma le hace ganarse el cariño de todas las personas muy fácilmente.
“Adrián es un ejemplo para nuestra familia y para los otros niños, él nos ha enseñado a nosotros a cómo vivir con esta situación. Nos ha enseñado que no hay que dejarnos vencer y luchar uno por sus sueños y en este caso su sueño es vivir y poder cumplir su meta de ser un jugador profesional”, admite Luis González.
La familia González Solares es sinónimo de unidad, pues donde Adrián se encuentre siempre estarán juntos. Sus padres trabajan juntos y de manera independiente para poder contar con el tiempo necesario para cumplir con las necesidades de su bebé, sus hermanos y el estudian en casa, y es el futbol es la manera de distraerse de las duras pruebas que les ha dado la vida.
Aunque en Guatemala se han agotado las posibilidades de encontrar un diagnóstico, mantienen la esperanza, pues ir al extranjero es casi imposible pues algunos de los exámenes médicos piden que tenga más de 100 días sin transfusiones, algo que no puede pasar, porque si no la recibe cada 40 días, su corazón no resistiría y podría sufrir un paro cardiaco. El necesita para vivir las transfusiones y un medicamento que debe tomar diario y cuesta más de Q5 mil.
El costo de su tratamiento y exámenes es cada vez mayor pero ellos quieren lo mejor para su pequeño, si desea apoyar a Adrián puede comunicarse al teléfono 552990730 o por medio de la página de Facebook “Ayuda para Adrián”.