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Daniela Andrade una legionaria enamorada del futbol

No era nada extraño ver a la pequeña Daniela Andrade jugar futbol con niños cuando apenas daba sus primeros pasos. Esas acciones solo fueron la advertencia de que el destino le había marcado para estar en ese ambiente y encontrar la satisfacción de su vida.

La ilusión de la deportista es ayudar en un futuro no lejano. (Foto Prensa Libre: Carlos Vicente)

La ilusión de la deportista es ayudar en un futuro no lejano. (Foto Prensa Libre: Carlos Vicente)

Todos sus arrebatos de infancia se desarrollaron alrededor de un balón.  Sus recuerdos más remotos “salen a  luz las veces que quitó del juego el balón de plástico, que solía llevar en su mochila a la escuela, porque no le caía bien algún compañerito de juego”.

“A la hora del recreo nos juntábamos todos. Salíamos corriendo a apartar la cancha y jugábamos con una pelota de plástico de esas que se las lleva el viento para todos lados. Sí alguien no me caía bien agarraba el balón y ya no dejaba jugar a nadie”, recordó Andrade.

A sus 23 años es fácil descifrar lo que le gusta, pues su vida ha estado marcada por el deporte. Otra de sus diversiones es estar junto a su familia y jugar tenis de campo, el resto de su tiempo respira futbol.

“Siempre fui de jugar esa disciplina. Mi grupo de amigos desde pequeña siempre fueron hombres futbolistas, era algo difícil pero me ayudó mucho a formar carácter y relacionarme con todo tipo de gente”, manifestó.

Daniela Andrade Dougherty nació el 4 de abril 1992 en la ciudad de Guatemala.
A sus 23 años es una profesional en finanzas, egresada de la Universidad del Sur de la Florida, Estados Unidos.
Una de sus principales diversiones es jugar tenis de campo y pasar tiempo con su familia.
Mide 1.60 metros de estatura y pesa 120 libras.
Andrade es una lateral de mucho coraje a la hora de disputar un partido de futbol.


Andrade ha sabido sacarle provecho de sus vivencias. La rapidez, fuerza y habilidad que tiene un hombre, la ha adaptado a sus condiciones y le ayudó a desarrollar su talento futbolístico.

“Llegó un momento en el que no podía seguir porque la diferencia era abismal. Me fui a los 16 años a terminar colegio a Estados Unidos. A los 17 logré una beca en la universidad del Sur de Florida para estudiar finanzas”, señaló.  

Combinación perfecta

El talento de Andrade empezó a dar frutos cuando se integró al equipo la Universidad del Sur. Fue en su incursión en el deporte femenino en Estados Unidos, lo que le permitió conocer a personas que incidieron en su llegada al equipo profesional chileno, Santigo Morning. 

“Tuve la oportunidad de jugar con una compañera chilena en Estados Unidos. Ella fue la que me contactó con el equipo. Así fue como se dio mi vinculación con Santiago Morning”, relató.

Mucho de los logros obtenidos por Andrade han sido gracias al apoyo incondicional de su familia, quienes le dieron el sí para dejar el país y estar en otro ambiente, idioma y perseguir su anhelo.

La guatemalteca tiene un nuevo reto en Sudamérica, en donde se practica un futbol más recio y exigente. 
 
“Es la primera vez que voy a jugar profesional, pero si me han contado que la competencia es aún mayor. Creo que la buena relación que pueda tener con las compañeras de equipo ayudará mucho para tener un puesto en club”, manifestó. 

Grandes opciones

El 2015 fue uno de los mejores años para la mediocampista. Primero tuvo la dicha de hacer pretemporada con el FC Kansas City, campeón de ese año de la National Women's Soccer League (NWSL), que es la categoría profesional de futbol estadounidense.

“Desafortunadamente no se dieron las cosas para firmar con ellos, pero si con el Boston Breakers, que es uno de los equipos fuertes en ese país”, argumentó. 

Algo que la reconforta y la llena de mucha entusiasmo es haber entrado a Selección en ese mismo año, “eso fue una experiencia increíble, en algún momento pensé en quedarme en Guatemala pero no paso”.

Su estadía en otro país también le cambio la mentalidad, aprendió a trabajar intensamente por alcanzar sus objetivos y ver el tipo de trabajo que se hacía.

“Se entrena durísimo, se enfocan en aspectos distintos a los de Guatemala. Se hacen trabajos intensos en la fuerza y la velocidad”.

Pero estar en selección no ha sido todo color de rosas para Andrade, el papel que desempeñaron en el Preolímpico en Estados Unidos, en febrero, le dejó un mal sabor de boca.

La paliza contra Canadá fue triste —10 a 0—, aunque le dio otro motivo para pensar en la dirección técnica en futuro no muy lejano.  

Ambición

La futbolista nacional pretende dejar un legado en el futbol femenino guatemalteco y para ello ha empezado a prepararse. En su estadía en el país del norte sacó un par de cursos de entrenadora y uno de preparadora física. Su sueño está fijado en preparar a niñas para fortalecer el futbol   y dar su granito de arena al deporte que tanto ama.   

“Voy dando pasos pequeños  para que cuando me retire pueda ser entrenadora y ayudar a las niñas que vienen en camino. La Liga femenina es muy débil, hay un par de equipos que pelean siempre los primeros lugares y eso no ayuda”, manifestó.

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