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El “Marchante” de los estadios de futbol necesita ayuda

Noé Joram Ángel Ochoa quizá no sea reconocido y con su nombre pasa como una persona común y corriente, pero el sobre nombre de “El Marchante” rápido se puede identificar al malabarista de la pelota en los estadios de futbol. 

Noe Angel Ochoa, "El Marchante", en su visita a Prensa Libre. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Noe Angel Ochoa, "El Marchante", en su visita a Prensa Libre. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Todo aficionado al futbol nacional lo reconoce. El espectáculo antes y al medio tiempo de los partidos no puede dejar de incluir la participación de “El Marchante”. Ese personaje que le lanzaba pelotas al público hasta la tribuna después de su espectáculo.

Nació en San Lorenzo, San Marcos y a sus 20 llegó a la capital para trabajar de mesero, para sacar adelante a su mamá y sus 10 hermanos. Trabajaba de mesero y fue de ese oficio que logró sacar adelante a su familia, pero siempre tuvo en la mente su pasión por el futbol.

Lo que comenzó como una afición después de probar suerte para convertirse en futbolista profesional en Municipal, Aurora y la Antigua, pasó a ser en un modo de vida para Noe Ángel que por más de 40 años ha realizado.

“Fue Rubén Amorín quien me dijo que no podía quedarme en Municipal y me recomendó ir a la Federación de Futbol a pedir un permiso para ir al estadio para un partido de Guatemala”, asegura “El Marchante”, quien padece problemas en la rodilla izquierda como consecuencia del tiempo de hacer sus malabares.

“Después de eso me invitaron a ir a un partido en Cobán y el presidente me dijo que me metiera al público a pedir dinero. Me habían contratado por 30 quetzales y en el público reuní 160”, comenta con nostalgia.

Noe comenzó a hacerse conocido en los estadios y esto hizo que el dueño del desaparecido almacén El Marchante lo patrocinara con pelotas de plástico para regalarles a los niños que le aplaudían en los lugares a dónde iba, por eso el sobrenombre que todavía usa.

Entre sus mayores experiencias está haber participado en la inauguración y clausura del Mundial de México en 1986, evento al que llegó sin invitación ni acreditación alguna.

“Pasé los primeros cuatro añillos de seguridad. El quinto era el difícil, pero me le pegué a unos ingleses que iban a hacer una show de los comienzos del futbol y cuando vieron lo que yo hacía me ayudaron a entrar”, asegura.

Con la rodilla mala y en la calle

A pesar de que todavía se le mira en los estadios y hace algunos de sus trucos, Noe ya no es el mismo. Una lesión de ligamentos en la rodilla izquierda que le obligó hace 30 años a una operación, ahora le impide caminar con normalidad.

“Gracias a la Glucosamina no me molesta la rodilla, pero es difícil”, expresa.

Al problema de la rodilla se agrega el económico, puesto que no ha podido continuar visitando estadios y ahora se ha quedado sin lugar para vivir.

“De mi familia ya no sé nada, prácticamente estoy solo. Solo una sobrina que vive en Santa Rosa que me ayudó y con eso logré pagar un hotel de Q35 para pasar la noche porque vivía en un parqueo con un sobrino, pero nos pidieron desocupar”, dijo.

El número de cuenta para cualquier apoyo puede hacerse por medio de una cuenta de ahorro de Banrural a nombre de NOÉ JORAM ANGEL OCHOA número 4071065496.

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