Desde la portería, con Juan José Paredes, quien apenas recibió tres goles en 28 partidos y demostró que es uno de los mejores guardametas del país, con una defensa sólida comandada por el tico Michael Umaña, acompañado por Erwin Morales, quien aunque no pudo jugar la fase final, fue determinante, así como Carlos Castrillo, Joel Benítez y Rafael Morales.
Un medio campo con el talento de José Manuel Contreras, el cerebro blanco que con sus genialidades llevó al equipo a ser el más regular, pero que una expulsión en el juego de ida le evitó estar presente anoche.
El Moyo siempre contó con los desbordes de Jairo Arreola y Carlos Figueroa, así como el liderazgo de su capitán, Rigoberto Gómez, quien por lesión se perdió la final, y la recuperación de Wilfred Velásquez y Jean Márquez.
Adelante con Dwight Pezzarossi y Tránsito Montepeque, dos referentes del equipo, acompañados de Marcelo Guerrero, quien con sus cinco goles de la clasificación fue clave en el equipo.
Ese grupo de jugadores blancos elaboró una historia que anoche llegó a su mejor fin. Quizá no todos figuraron en cada alineación, pero sí fueron determinantes para que durante 28 partidos se hicieran más fuertes y obtuvieran un premio merecido.