“Eso fue una decisión de niños, estaba en las pesas y me cambiaron para la lucha”, recordó Borrero en declaraciones a The Associated Press al finalizar su combate. “Empecé a ganar en luchas y aquí estamos”.
Borrero comenzó a dominar a nivel local en su país antes de conseguir su primer éxito internacional al coronarse en los Centroamericanos de Veracruz 2014. El año pasado llegó a Toronto con la idea de seguir marcando esa línea ascendente.
En lugar de eso se fue con un séptimo puesto que lo decepcionó pero lo ayudó a transformarse en lo que es ahora: campeón mundial y olímpico.
“Este resultado se lo debo a los Juegos Panamericanos, que me enseñaron muchas cosas, entre esas que hay que tener calma y que todo es paso a paso. De ahí para acá ha cambiado mi psicología y mentalidad”, añadió el gladiador.
Reconoció que le quedó “esa espina” de la derrota en Toronto 2015. No es campeón panamericano, pero sí tiene una medalla olímpica de oro.
“La otra se puede resolver más adelante, ya queda más fácil la tarea”, agregó entre risas.
Luego de su oro mundial, Borrero llegó a Brasil como una de las cartas fuertes de su delegación y no decepcionó. Dominó por completo desde su primer combate hasta conseguir el primero oro de esta disciplina en Río.
Los bronces fueron para el uzbeko Elmurat Tasmuradov y para el noruego Stig-Andre Berge.
“Tenía a favor el tema de la tranquilidad, de que podía lograrlo. Me dije 'si gané un Mundial, también puedo con esto'. Sólo fue cuestión de prepararme bien para los Olímpicos, porque sabía que podía ganar”.
Borrero dio a Cuba su 20ma medalla olímpica en lucha en el primer día de actividades de la disciplina en Río.
Con dedicatoria especial
“Él es un luchador excepcional, es un fuera de serie en este momento. Es muy potente y poderoso para la categoría”, dijo el entrenador de Borrero, Raúl Trujillo. “Venía muy bien preparado, hicimos todo paso a paso y hay que darle este triunfo que se le debía al pueblo de Cuba”.
Borrero y Ota se enfrascaron en un cerrado combate y el cubano marcó sus primeros puntos a los 2:24 minutos del primer periodo para irse arriba 6-0 al descanso de 30 segundos.
En el segundo, marcó los otros dos puntos que necesitaba para imponerse por superioridad.
Borrero pasó sin pelear la primera ronda, luego dio cuenta de Arsen Eraliev, de Kirguistán, por 6-3, le pasó por encima al chino Lumin Wang al que venció por superioridad técnica en los cuartos de final y en semifinales acabó con el uzbeko Tasmuradov por 4-1.
“La pelea más difícil fue con el uzbeko, porque la última vez me había ganado por superioridad técnica y es uno los que le ha ganado a casi todo el mundo en la división”, agregó Borrero.
El luchador recordó que de pequeño también tuvo que dejar Santiago, su ciudad natal para entrenar en La Habana, en algo que considera “un gran sacrificio”.
“Esta medalla va para mi mamá y para todos los que confiaron y también para los que no confiaron luego de lo que pasó en los Panamericanos”, agregó Borrero, quien también agradeció a Humberto Suárez, el entrenador que lo descubrió cuando hacía pesas en Santiago.
Cuba hoy le debe parte de esa medalla.