“El BAII está legalmente establecido y los artículos del acuerdo entran en vigor hoy”, expresó el ministro chino de Finanzas, Lou Jiwei, en declaraciones publicadas por la agencia oficial Xinhua.
Según el reglamento de la entidad, esos estatutos tenían que ser ratificados por los órganos legislativos de al menos diez miembros fundadores y de países que aportaran al menos la mitad de las contribuciones del capital inicial.
El legislativo de China -gran impulsor del banco y principal inversor- y los de otros 16 países, entre ellos Alemania (cuarto mayor accionista), el Reino Unido, Australia y Corea del Sur, ya han aprobado al documento fundacional de la institución, lo que dio a China la opción de dar luz verde a su puesta en marcha.
El ministro de Finanzas chino explicó que la primera reunión del consejo ejecutivo del banco se celebrará entre los días 16 y 18 de enero 2016 en Pekín, ciudad que acogerá la sede central de la entidad.
En ese encuentro se elegirá oficialmente al presidente de la institución -un cargo para el que China ha designado a Jin Liqun, antiguo viceministro de Finanzas del país y exvicepresidente del Banco Asiático de Desarrollo (BAD)- y al equipo directivo. Después de esas fechas, la institución financiera empezará a realizar sus operaciones.
China es el país que más dinero aporta con una inversión de US$29 mil 780 millones y, con su poder de voto, también tendrá la capacidad de bloquear las decisiones que requieran tres cuartas partes de los votos. Los otros dos grandes accionistas del banco son la India, que invertirá US$8.367 millones y Rusia, con US$6.536 millones, seguidos por Alemania y Corea del Sur.
El ministro de Finanzas chino consideró que el establecimiento del BAII supone un “hito” en la reforma del sistema de gobierno económico global.
Con la fundación anunciada, culmina un proceso que ha durado apenas 26 meses y que empezó en octubre de 2013, cuando el presidente chino, Xi Jinping, propuso su creación. Desde entonces, el banco impulsado por Pekín fue interpretado como un proyecto de la segunda economía mundial para restar influencia en Asia al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), dominadas por Estados Unidos, o el BAD, controlado por Japón.
Durante los primeros meses de gestación del BAII, sus apoyos se limitaban a Asia e, incluso dentro del continente, importantes economías como Japón, Corea del Sur o Indonesia eran reticentes a participar.