En el caso de Marcin Kleczynski, director ejecutivo y cofundador de la empresa estadounidense de antivirus Malwarebytes, ese momento llegó cuando estaba trabajando discretamente en el desarrollo de su idea tecnológica mientras era estudiante.
BBC NEWS MUNDO
“Mantuve en secreto el multimillonario negocio que creé con 18 años”: Marcin Kleczynsk, fundador de Malwarebyte
Muchos emprendedores tienen "ese gran momento" en que se dan cuenta de que están en un proyecto que va en serio.
Marcin comenzó a trabajar en el desarrollo de antivirus cuando tenía 14 años. (Foto Prensa Libre: Daragh Mc Sweeney/Provision)
Su startup tenía menos de un año en 2008, pero ya estaba ganando buena reputación en el mundo de la ciberseguridad.
Marcin, que en aquel entonces tenía apenas 18 años y estaba en la universidad, tuvo ese “gran momento” cuando se encontró con un obstáculo.
“Estaba teniendo serios problemas mientras analizaba el último virus computacional, cuando de repente recibí un mensaje diciendo que tenía prohibido el acceso a la red de la escuela por actividades maliciosas en mi computador”, cuenta.
“Obviamente habían detectado que tenía un virus en mi computador, pero no sabían que estaba ahí deliberadamente. Entonces llamé al equipo de soporte técnico de la universidad y ellos enviaron a un chico que no era mayor que yo”.
“Se sentó en mi computador y me dijo que lo había dañado. Luego, frente a mi, ingresó a mi sitio web y descargó Malwarebytes“.
“No dije nada, me quedé de pie detrás de él y observé cómo arreglaba mi computador -con mi propio software- para que pudiera volver a estar en línea. Se fue sin saber quién era yo y hasta ahora. Me encanta ese momento”.
Para cuando Marcin se graduó en Ciencias de la Computación en 2012, ya había transformado Malwarebytes en un negocio que le generaba un par de millones de dólares al año.
Y lo hizo sin que sus profesores supieran a qué le dedicaba gran parte de su tiempo, ni por qué había bajado sus calificaciones.
Hoy su empresa tiene ventas anuales de más de US$126 millones y una gigantesca cantidad de clientes alrededor del mundo.
Virus por accidente
Nacido en Polonia en 1989, Marcin se fue a vivir con su familia a Chicago, Estados Unidos, cuando tenía tres años.
Siendo un adolescente obsesionado con los videojuegos, accidentalmente fue víctima de un virus computacional cuando tenía 14 años y aprendió todo lo que tenía que saber sobre el tema a través de foros en internet y un libro básico para inexpertos.
Lanzó formalmente Malwarebytes en enero de 2008 cuando tenía 18 años. La empresa creció rápidamente y él pensó que si entraba a la universidad en septiembre de ese año, los estudios afectarían el crecimiento de su proyecto.
Pero su madre veía las cosas de otra manera.
“El negocio era algo real y entonces le dije a mi madre que no iría a la universidad”, cuenta. “15 segundos después estaba empacando mis cosas para irme a estudiar”.
Lo que más le preocupaba a la madre inicialmente, era que el joven había creado su negocio junto a un hombre de 35 años llamado Bruce Harrison.
Marcin y Bruce habían estado programando juntos por más de un año, luego que se conocieran virtualmente a través de foros relacionados con antivirus.
“Aquí hay un chico de 17… y un hombre de 35, ¿te imaginas diciéndole eso a tu madre?”, cuenta.
Marcin y Bruce no se habían conocido en persona en esa época. Bruce reparaba computadores en Massachusetts, y Marcin estaba en Chicago.
Y de hecho, nunca se vieron las caras hasta que Malwarebytes cumplió 12 meses de existencia.
“No nos conocimos hasta que hicimos nuestro primer millón de dólares, cerca de un año después de que habíamos lanzado la firma”, dice Marcin.
“Nos dimos la mano y seguimos adelante”.
Actualmente Bruce, quien es jefe de Investigación de la empresa, aún vive y trabaja en la costa este de EE. UU., mientras Marcin vive en la sede central de la compañía en Silicon Valley.
La firma tiene más de 750 empleados y oficinas en Irlanda, Singapur y Estonia. Desde 2014 ha conseguido inversiones por US$80 millones.
Según Malwarebytes, la empresa escanea 187 millones de virus mensualmente para individuos y clientes corporativos.
Como muchas otras compañías que se dedican a este negocio, permite descargar gratuitamente una versión básica, pero para tener una protección más avanzada, los clientes deben pagar por el producto.
Mientras la firma ha crecido con fuerza y de manera consistente, Marcin reconoce que ha tenido que aprender duras lecciones en el camino.
Una de las más difíciles ocurrió en 2014, cuando el negocio experimentó fallas técnicas a gran escala.
“Tuvimos un falso-positivo, lo cual significa que detectamos un software malicioso que finalmente no tenía nada de malicioso”, explica.
“Nuestro software terminó cerrando el sistema de cientos de miles de computadores”, incluidos servicios de emergencia y hospitales.
“Estos errores pueden matar a una empresa porque se pierde la confianza”, explica.
“Pero lo arreglamos y salimos adelante”.
Carl Gottlieb, un especialista en ciberseguridad que aborda estos contenidos en un podcast, dice que pese a operar en la industria del antivirus -un ambiente “notoriamente hostil”- la firma “evoluciona muy bien”.
“Con muchos competidores, el conocimiento de la marca es clave, y ese paso que tomó Malwarebytes (para ofrecer un producto gratuito hace años) está dando dividendos”.
“Muchos clientes conocen su nombre y lo están usando en sus casas. Lo que ha conseguido Marcin y su equipo es impresionante”.
Ahora, con 29 años, Marcin dice que su corta edad ha sido una ventaja. Por eso estimula a otros adolescentes emprendedores a que inicien su propio negocio.
“Has escuchado mi historia. Comencé la empresa cuando vivía con mis padres”, dice. “Y luego, incluso en la universidad, todo se pagó con un préstamo estudiantil”.
“Si estás ahora en la universidad, en vez de salir y emborracharte con tus amigos, deja una noche a la semana para ver si existe algo en lo que quieras trabajar personalmente”.
Marcin admite que sus años universitarios fueron más difíciles que los de sus amigos, que a duras penas consiguió graduarse y que su vida social sufrió los efectos.
Sin embargo, se alegra de que su madre lo haya obligado a estudiar. “Por una cosa: conocí a mi esposa en la universidad”.