Las dudas sobre “Ip Man 3”, una película de artes marciales dirigida por el hongkonés Wilsom Yip, comenzaron cuando se conoció que había recaudado alrededor de US$77 millones en sus primeros cuatro días tras su estreno.
Según el organismo, la distribuidora admitió que compró hasta US$8,65 millones en entradas para su propia película y que ayudó a crear 7 mil 600 proyecciones más de las que tuvo, las llamadas “proyecciones fantasmas”, que según la empresa generaron US$4,94 millones en venta de entradas.
El organismo chino también realizó una advertencia a tres agencias de venta de entradas por internet y a unos 73 cines del país, que al parecer participaron en la manipulación, recoge el rotativo.
“Este tipo de problemas pueden ser vistos como algo inevitable en una industria joven (como ésta), pero el fraude en las taquillas se ha convertido en un asunto serio, que está perjudicando al cine chino”, señaló el director de la Oficina de Cinematografía de China, Zhang Hongsen.
En 2015, docenas de salas de cine fueron penalizadas, y a principios de este año el Gobierno anunció una operación contra el fraude en el sector.
China es el segundo mayor mercado mundial del séptimo arte y los analistas prevén que podría arrebatar el primer puesto a EE. UU. antes del final de esta década, gracias al rápido crecimiento del sector.
El cine chino generó ingresos récord por entradas en 2015, un total de US$6 mil 800 millones, lo que supuso un aumento interanual del 48,7 por ciento y en lo que va de año sigue acortando la distancia con EE. UU. (con unos US$10 mil millones en taquilla anuales).
El año pasado, los cines chinos lograron superar por primera vez a los de EE. UU. en febrero, coincidiendo con la celebración del Año Nuevo lunar, y este año, en esta misma fecha, consiguieron desbancar a los de Norteamérica (EE. UU y Canadá).