De pronto, el piloto se da cuenta de que hay un obstáculo muy grande que es el causante de muchos de los problemas, por lo tanto, si lo logra eliminar la velocidad para llegar a la meta se dispararía casi en forma automática.
Ese gran obstáculo se llama desempleo, falta de oportunidades para que las personas tengan ingresos y, con ello, mejorar su alimentación, salud, vivienda y educación.
Afortunadamente, en Guatemala el nivel de conciencia de la necesidad de generar empleo ya es muy alto, a tal grado que se ha convertido en el clamor número uno de la población.
Las cifras de la falta de empleo formal son alarmantes. Los contendientes políticos lo saben y están listos para enarbolar, en la campaña que se acerca, la bandera del combate al desempleo.
Para el gobierno actual el tema constituye uno de sus tres pilares de trabajo y por ello, desde el inicio de su gestión, se dio a la tarea de formular la propuesta de ley de fomento a la inversión y empleo que fue entregada al Congreso de la República dentro de un paquete que se le llamó las leyes de la competitividad.
Desde ese 15 de febrero del 2012 han pasado dos años, tres meses y 10 días de intensas discusiones, múltiples reuniones, estudios, consultas con los ministerios involucrados y con sectores interesados.
Tienen información de cómo los vecinos se están llevando las empresas de Guatemala con programas muy agresivos de atracción a la inversión.
Las comisiones y bancadas han estudiado la actividad económica adicional que se puede generar en la economía con rentas, construcción, servicios a empresas nuevas y, como consecuencia, ingresos fiscales adicionales.
La ley incluye requisitos de generación de empleo o montos de inversión para aplicar a la misma.
Como resultado de lo anterior, el proyecto tiene incorporadas 30 enmiendas productos de los consensos. Estas enmiendas incorporan disposiciones para que no tenga impacto negativo en la recaudación y norman cómo las empresas van a aplicar a la misma.
Cada día que pasa, hay consecuencias como en la reciente convención de inversionistas que llegaron la semana pasada y a quienes hubo que dar mil explicaciones y volverles a decir que nos esperen, que esta ley ya va a salir. Todos sabemos que nadie va a invertir o arriesgar cuando hay incertidumbre.
Sea para los que están hoy a cargo del país o para los que van a estar mañana, esta ley es una herramienta clave para cumplir sus promesas de generar empleo, especialmente para los próximos, ya que los efectos de un instrumento de estos tarda más de un año.
La pregunta es ¿por qué si todo está listo, por qué la ley no sale? ¿Qué están esperando?
Una legislación que impulse la creación de empleo y atraiga inversión traería grandes beneficios a miles de guatemaltecos.