Según un comunicado, el ministro saudí de Información, Abdelaziz al Judairi, explicó que las cuentas del próximo año se adoptaron “bajo unas condiciones internacionales económicas y financieras que suponen un reto debido a la crisis económica mundial y la caída de los precios del petróleo hasta sus niveles más bajos desde 2009” .
Asimismo, señaló los “factores de inestabilidad en algunas zonas vecinas” , en alusión a los conflictos en Siria e Irak.
El ministro subrayó que Arabia Saudí ha acumulado superávit en los últimos años para poder hacer frente a la caída de ingresos en el futuro.
El Gobierno saudí destacó que seguirá invirtiendo en programas que garanticen el desarrollo económico y las oportunidades de trabajo para los saudíes.
En concreto, las autoridades se centrarán en los proyectos de educación (que representa el 25 % de la partida de gastos) , infraestructuras, seguridad, servicios sociales, ciencia y tecnología.
Asimismo, dijeron que se comprometen a racionalizar el gasto público, especialmente los salarios públicos, que suponen el 50 % del gasto presupuestado.
Los 38 mil 600 millones de déficit previstos para el próximo ejercicio contrastan con el superávit de US$55 mil millones registrados en el 2013, gracias principalmente a los ingresos derivados de la venta de crudo, con el barril Brent en torno a los US$110.