Además de otros problemas como el agua potable entubada, la seguridad ciudadana, la contaminación y hacinamiento entre otros.
Pero, ¿por qué se está dando esta problemática?. Hay varias razones, pero una de ellas es la densidad poblacional, que no es más que la cantidad de habitantes por metro cuadrado o por hectárea. En nuestras ciudades viven y conviven muchas personas en pocos espacios. Las colonias se reproducen de manera intensiva (basta mirar las ofertas inmobiliarias en la prensa) y la mayoría cumple con las leyes urbanísticas de manera estrecha, tacaña, no cediendo ni un centímetro más allá de la ley. El mismo estado es austero, económico no abre espacios ni produce leyes de convivencia adecuadas. Lo vemos en el trazo de las carreteras y calles, la construcción de escuelas y centros de salud, mercados, parques y áreas deportivas. Casi siempre, invocando un precario presupuesto, se diseñan proyectos mínimos para atender a una, cada vez más creciente población.
Es por ello que se requiere establecer normas y regulaciones para las diferentes densidades poblacionales. Los servicios y recursos no son infinitos, deben dosificarse adecuadamente y establecer un correcto, planificado y bien distribuido uso del suelo.
Cuando se genera un asentamiento humano se necesita de los siguientes espacios:
Educativos —preescolar, básica, y diversificada—. Recreativos —deportes y parques—. Comerciales, Sociales —salones, teatros, etcétera—, para las calles y banquetas y desde luego para residencias.
Existen tres tipos de densidad: baja, media y alta. La densidad baja se establece entre 50 y 150 habitantes por hectárea, esto significa que una familia ocuparía terrenos de mil m2, la densidad media se establece entre 200 y 600 habitantes por hectárea, más o menos un equivalente a 300 m2 por vivienda, y la densidad alta se establece entre 800 y más de 1 mil habitantes por hectárea, más o menos 50 m2 por casa o apartamentos.
Estos últimos habitan por lo regular en torres de apartamentos, donde se podrían tener más metros cuadrados para una vivienda.
Ahora bien, los demás espacios deben dosificarse según las densidades, y por lo regular la cantidad de espacio que se requiere para otros servicios es inversamente proporcional al espacio requerido para vivienda, por ejemplo: una escuela en un lugar de densidad baja, donde los inmuebles son de más de mil m2, requerirá menos espacio ya que podría tener pocos alumnos, a diferencia de una escuela en un lugar de densidad alta, como por ejemplo edificios multifamiliares, deberá tener mayores dimensiones ya que tendrían que atender a una población estudiantil numerosa.
La paradoja es que suele suceder al contrario, las escuelas, en donde hay poca densidad poblacional, son grandes y en los lugares muy poblados o populares, son estrechas y mínimas.
Lo mismo sucede con los parques, las áreas verdes, los mercados etcétera, resultando que donde se requiere más espacio para atender más personas, se tienen los ambientes más pequeños, calles estrechas, falta de aceras o banquetas, ausencia de centros deportivos y ningún salón o teatro.
Por el contrario, en donde existe poca densidad encontramos calles anchas y muchos, amplios y abundantes espacios.
También la densidad poblacional sirve para determinar la cantidad y calidad de otros servicios, como lo es el agua potable, el transporte y la contaminación.
En nuestra ciudad tenemos sectores en donde se tiene poca agua, las vías de comunicación son estrechas y únicas, los zanjones, riachuelos y ríos son drenajes de aguas negras y se mezclan fábricas o industrias con áreas residenciales.
Sin embargo se siguen urbanizando y dejando que se ubiquen cada vez más personas en cualquier parte, por lo que es imperativo que se tengan leyes de uso del suelo y todos los municipios del país cuenten con planes de ordenamiento territorial y una aplicable, veraz y técnica normativa urbana que permita planificar adecuada y humanamente, el crecimiento natural de las poblaciones.