Sea cual sea el pronóstico, la capacidad hotelera de Cuba, con unas 60 mil habitaciones, se puede ver desbordada cuando Estados Unidos levante las restricción a sus ciudadanos de viajar a la isla, lo que según expertos beneficiará al incipiente sector de los alojamientos turísticos gestionados por particulares.
Más de 7 mil 200 habitaciones componen ya la oferta del turismo privado en la isla, como el caso de “Casa Vitrales”, un pequeño y acogedor hotel en La Habana Vieja, surgido como otros muchos al calor de las reformas económicas del presidente Raúl Castro.
“Abrimos con una habitación en 2009, mientras reformábamos el resto del inmueble. Desde febrero de este año ya rentamos todas las habitaciones de la casa y desde entonces no nos faltan clientes”, afirmó Juan Hernández, propietario junto a su hijo de este establecimiento.
Entre esos clientes destacan europeos y canadienses, pero también los estadounidenses, cada vez más asiduos en Cuba desde que en 2011 el presidente Barack Obama flexibilizara la restricción de viajar a la isla por motivos académicos, culturales o religiosos para incentivar lo que se conoce como los contactos “pueblo a pueblo”.
Con el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EE. UU., Obama anunció cambios que relajan el embargo sobre la isla, ya que da más libertad a esos viajes académicos, culturales o religiosos y para aquellos cubano-americanos que mantienen lazos familiares en la isla.
El primer sector beneficiado
El plan de reformas económicas emprendido en la isla para “actualizar” su socialismo contempla el turismo como un sector estratégico, lo que ha llevado a Cuba a potenciar el desarrollo de inversiones con la construcción de nuevas infraestructuras hoteleras en diversos puntos de la isla que sumarán 10 mil nuevas habitaciones a su capacidad actual.
Ante lo que algunos auguran como una avalancha de turistas estadounidenses, las empresas extranjeras también miran las oportunidades de negocio en el sector turístico.
EFE