El “número dos” de la Fed reconoció “la preocupación” generada en “los últimos dos años por los posibles efectos negativos” sobre la economía estadounidense de episodios como la crisis de deuda griega, la “apreciación del dólar del 20%”, “la ralentización del crecimiento de China y sus incertidumbres sobre el tipo de cambio”, las turbulencias financieras de principios de año y el “brexit” (la salida del Reino Unido del bloque europeo).
“Pero incluso en medio de estos problemas el empleo continuó creciendo (…) Creo que es un logro destacable, y quizá infravalorado, que la economía ha regresado al casi pleno empleo en un periodo de tiempo relativamente corto tras la Gran Recesión, dada la experiencia histórica tras un crisis financiera”, remarcó.
Para los próximos meses Fischer insistió en su tono optimista al pronosticar que “el Producto Interior Bruto repunte en los siguientes trimestres, a medida que la inversión se recupera en un sorprendente débil ritmo y el freno de la pasada apreciación del dólar disminuya”.
El vicepresidente de la Fed evitó en su intervención comentar la política monetaria en EE.UU., y la posible subida de tipos de interés del actual rango del 0.25 % y 0.50 %, aunque varios de sus colegas en el banco central han vuelto a poner sobre la mesa un alza antes de que concluya el año.
El siguiente encuentro del organismo dirigido por Janet Yellen será el 20 y 21 de septiembre.
No obstante, ahora la atención está puesta en la conferencia de Jackson Hole (Wyoming) que comienza este jueves y que congrega a banqueros centrales de todo el mundo, y en la que Yellen ofrecerá el viernes un discurso sobre las perspectivas económicas y la política monetaria.