Dicha caída continuó y culminó la semana del 2 de abril con un -12.2%, tras un deterioro promedio de todas las variables.
Desde entonces, el IES ha mostrado una fuerte tendencia al alza, llegando a un -3.6% la semana del 3 de septiembre. De forma similar, entre abril y julio la variación interanual del IMAE pasó de -10.4% a -4.8%.
La recuperación del IES ha sido empujada por las remesas, consumo eléctrico y exportaciones, con incrementos intersemanales promedio de 32%, 37% y 90% respectivamente. El promedio intersemanal de consumo de petróleo y vuelos (las otras dos variables del IES en su versión actual) es de -5.5% para ambas.
¿Recuperación en V?
En perspectiva, esto respalda la hipótesis de una recuperación en V facilitada por el apoyo de
los trabajadores migrantes y el motor exportador.
Si esta hipótesis es cierta, las buenas noticias de la recuperación económica deben sopesar contra la vulnerabilidad de las remesas ante eventuales nuevas cuarentenas en EE.UU. Esto parece poco probable en el corto plazo, dada la actual administración y la coyuntura electoral, pero es posible que se profundice con una nueva administración y/o grandes rebrotes.
Asimismo, el motor exportador depende de las reaperturas en el resto del mundo, principalmente EE.UU., la Eurozona, El Salvador y Honduras donde va el 32%, 11%, 11% y 8% de las exportaciones respectivamente.
Por tanto, para bien o para mal, las condiciones económicas continuarán mejorando o bien, se deteriorarán en gran medida por fuerzas enteramente externas.
Existen motivos para ser optimistas
Las expectativas de variación anual del PIB de junio comparado con las de hoy pasaron de -5.6% a -4.6% en EE.UU. y -4.6% a -4.4% a nivel global.
No obstante, las expectativas de la Eurozona se han deteriorado de -8.0% a -9.0% y falta que la CEPAL revise sus proyecciones para la región después del sombrío pronóstico hecho en julio.
En dicha ocasión, revisó a la baja sus proyecciones para América Latina y el Caribe de -5.3% en abril a -9.1%, con El Salvador y Honduras pasando de -3.0% a -8.3% y -2.8% a -6.1% respectivamente.
Para Guatemala la revisión fue de -1.3% a -4.1%, mayor que la del panel de analistas privados que consulta el Banguat que redujeron su proyección de -0.2% en abril a -2.8% en julio y -3.2% en agosto.
Los riesgos económicos
Si la próxima publicación de Cepal contiene una revisión hacia arriba de las estimaciones, existen cuatros riesgos que acompañan el proceso de recuperación de todo país y que es sabio tener presente:
- Rebrotes. Ya fueron mencionados posibles rebrotes que obliguen a cerrar nuevamente economías, tal como acaba de ocurrir en Israel y arriesga suceder en algunos países europeos.
- Efectos inflacionarios de los experimentos monetarios hiperexpansivos y fiscales hiperdeficitarios realizados simultáneamente en todo el mundo, aún ante los efectos deflacionarios de la actual crisis. Considerando el endeudamiento barato como la piedra angular de la política económica desplegada para contener el impacto económico del virus, sería muy complejo un resurgimiento de la inflación que obligue a los bancos centrales a aumentar las tasas de interés.
- Nuevas enfermedades zoonóticas asociadas a la degradación ambiental, pues sin importar el origen COVID-19, la creciente intervención humana en zonas silvestres arriesga sin lugar a duda nuevas pandemias.
- Eventos ambientales extremos asociados a la degradación ambiental, especialmente vinculados al cambio climático y la escasez de recursos clave.
Sin una reactivación centrada en la resiliencia toda economía queda susceptible a pasar de esta crisis a otra gatillada por la crisis climática, escasez de agua o extralimitación de otro límite planetario.
La importancia de las condiciones externas no significa que las políticas y condiciones internas sean irrelevantes.
Por un lado, la recuperación del IES también ha sido empujada por el consumo eléctrico, una variable eminentemente interna. Por otro, una debilidad central de la interpretación discutida aquí es que deriva de un IES que carece de variables clave de la economía doméstica como ventas, producción de cemento, transporte interno y empleo.
Aunque el IES en su versión actual maximiza el ajuste con el IMAE (fueron probadas 163 combinaciones de las variables disponibles), todo modelo es tan bueno como los datos que usa. El IES continúa reaccionando más lento de lo deseable dada la falta de variables domésticas.
Por último, es bueno evitar el fetiche de los indicadores y recordar que lo que importa no es el IES persé, sino lo que representa (o intenta representar): una recuperación del IES debido a un aumento de remesas y/o exportaciones significa mejoras en los ingresos de hogares y ganancias de empresarios, lo que promueve la expansión de la capacidad productiva del país y facilita la adquisición de las necesidades y conveniencias de la vida.
Benjamín Leiva es profesor e investigador del Departamento de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle de Guatemala