Para los negocios, será necesaria una empresarialidad enfocada en el valor de largo plazo y, eventualmente, tomar decisiones respecto de cuándo invertir y en qué hacerlo. En su planeación de mediano y largo plazo, uno de los principales riesgos estratégicos de las compañías podría ser asumir que, en el horizonte, las industrias, competidores o cuotas de mercado permanecerán como las entendemos hoy.
Recientemente, EY publicó el estudio que actualiza las “Mega-Tendencias” y nos invitan a comprender el impacto de la nueva curva económica posicionándonos en el futuro que ambicionamos y, desde ahí, imaginar que viajamos de retroceso a un punto en el medio y luego al presente. Como aplicando una ingeniería reversa para aproximarnos a nuestro único futuro empresarial.
¿Cómo hacernos una idea del futuro para desde ahí diseñar nuestros planes?
Las megatendencias globales pueden sonar lejanas (inteligencia artificial o la intersección entre biología y tecnología), pero es importante conocer las “fuerzas primarias” que están alimentando esos futuros sucesos trascendentales: la tecnología, la globalización, la demografía y el medio ambiente.
Tecnología: Así como la revolución industrial fue visible y se expandió gracias a los puertos, los trenes y el telégrafo, la revolución digital tendrá expansión en la inteligencia artificial, los carros autónomos, la robótica, la realidad virtual, etcétera.
De esa infraestructura tecnológica, se estima que las tecnologías esenciales en el mundo post pandemia serán: 5G, con los consecuentes cambios y dinámicas derivadas de la velocidad y volumen de datos a la que permitirá interconectarse; equipos inteligentes, de manera que la información migre de la nube a nuestros aparatos —permitiendo carros autónomos, por ejemplo—; una nueva generación de fuentes de poder y baterías, que deberán ser mucho más baratas y duraderas; sensores de precisión, para comparar la mayor cantidad de datos en absolutamente todos los ecosistemas; y, computación cuántica, facilitando tomar varios valores simultáneamente y realizar cálculos que una computadora convencional no puede ejecutar en la actualidad.
Seguiremos escuchando de “guerras frías” tecnológicas, ciberataques o hasta listas negras de compañías. Veremos gobiernos dedicando recursos para maniobrar en el ciberespacio, principalmente para contrarrestar uno de los mayores peligros de la actualidad: la desinformación. Recordemos que la desinformación no tiene como objetivo infraestructura, sino la credibilidad y confianza en sí misma.
Y esto no es algo exclusivo del sector público; las compañías tendremos que estar al pendiente de ciberataques, estaremos procesando cantidades de datos nunca imaginados y tendremos que diseñar soluciones novedosas en un entorno donde poco será invisible. Tendremos que definir estrategias orientadas a construir confianza constantemente. Las compañías guatemaltecas tendrán que hacer inversiones para garantizar esta certeza del uso de la información a sus clientes, haya o no legislación para ello.
Globalización: Se estima que iniciará una reducción del comercio global de entre 13% y 22% como resultado de factores como disputas comerciales, barreras no arancelarias o incluso que economías como China e India están avanzando en la cadena de valor (haciendo más que ensamblado o tareas de soporte).
¿Cuáles son las cartas que le correspondería jugar a Guatemala?
Ser una alternativa a la inversión relevante que estará alejándose de esas turbulencias. Fomentar el nearshoring podría ser la forma. Recordemos que desde las grandes multinacionales estadounidenses subcontrataron procesos de manufactura con China, Vietnam, Filipinas o India (offshoring) y es precisamente esa la cuerda que se está tensando.
Si en Guatemala se desarrollan las políticas correctas de atracción de la inversión extranjera y los empresarios modelan el caso de negocio correcto, podríamos estar aprovechando un ciclo único para atraer inversión extranjera directa. Esta es una opción; sin embargo, la tracción que podemos ganar es —y seguirá— siendo limitada mientras sigamos teniendo carencias importantes en la estrategia del país para atraer inversión extranjera y la educación de nuestra gente.
Demografía: Hay transformaciones de negocios que empezaron a darse con la generación millenial y que la nueva generación Z hará todavía más fuertes: formas de trabajar flexibles, búsqueda de identidad propia, uso de la tecnología y modelos de negocios orientados a la sostenibilidad. Recordemos que la generación Z es la primera generación nacida totalmente inmersa en el internet, ninguna otra generación había estado tanto tiempo en redes sociales y preocupada por el medio ambiente como esta.
Aquellos países donde la Generación Z sea preponderante estarán presionados por cambios sociales, oportunidades de trabajo y desarrollo del talento. Los expertos anticipan cambios profundos con esta nueva ola generacional. Ellos ya nacieron con una tablet bajo el brazo. Son impacientes y multi-task (por lo que su tiempo de atención es breve), además que son consumidores exigentes. La inmersión en el internet les ha hecho independientes; son los que alimentan las causas sociales en las redes y, según datos del Censo 2018, en Guatemala representan el 32% de la población.
Imaginémonos por un momento lo interesante que será la definición de estrategia a 5 años para un centro comercial cuando la transformación demográfica indica que los nuevos consumidores desde niños entendieron y disfrutaron la experiencia de comprar en línea. O para las grandes marcas, mantenerse competitivos frente a múltiples entrantes fortalecidos porque entienden que ese bloque de la población está ansioso por ser diferente y auténtico, tal y como su avatar en los videojuegos.
Medio ambiente: Los cambios climáticos están sucediendo más rápido de lo que se pensó. El calentamiento de los océanos está sucediendo 40% más rápido que las proyecciones iniciales; el nivel del mar está aumentando 57% más de lo proyectado; los glaciares en el Himalaya se están derritiendo 100% más rápido y la capa de hielo en Groenlandia está sucediendo 670% veces a más velocidad.
¿Cómo incide la crisis medioambiental en la agenda de nuestra era?
Populismo, pandemias, automatización, inmigración, inequidad de los ingresos o cambios demográficos.
Los líderes empresariales debemos enfocar el medio ambiente desde otra óptica: mucho más allá de posibles amenazas a la cadena de suministro o infraestructura física. Una economía libre de emisiones de carbono será una de las mayores transformaciones económicas de la historia.
La pandemia de covid-19 ha hecho evidente cómo estamos conectados y lo vulnerables que somos socialmente ante la naturaleza. Los negocios deberán asumir una agenda para reducir las emisiones de carbono y generar valor a largo plazo. La habilidad de generar soluciones innovadoras deberá estar en el centro de las agendas de la práctica líder.
Estas fuerzas “primarias” lo están empujando todo. Se dice que son las raíces de la disrupción. Pero: ¿por dónde empezamos?
Podríamos iniciar por entender que estamos ante fuerzas transformadoras que son como las corrientes marinas; ignorarlas puede ser peligroso para cualquier navegante o para el más osado nadador.
Redefinamos el mediano y largo plazo en nuestros negocios; que la ansiedad por retornos inmediatos no nos lleve hacia un túnel oscuro y sin salida.
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Manuel Ramírez Archila es Managing Partner de EY Guatemala.