Dijsselbloem, que también es ministro de Finanzas de Holanda, agregó que “los 18 ministros estaban absolutamente de acuerdo sobre este punto, es el camino más razonable, pero la señal debe venir del gobierno griego” .
En el mismo sentido se expresó el ministro español, Luis De Guindos, para quien “la pelota está del lado de los griegos” .
Grecia tiene esta semana para hacer su pedido formal, según declaró Dijsselbloem el lunes en conferencia de prensa.
El gobierno griego rechazó por su parte este “ultimátum” y se declaró resuelto a “respetar el mandato” de sus electores, indicó una fuente gubernamental en Atenas.
En Bruselas, el ministro griego, Yanis Varoufakis, se mostró confiado en hallar un acuerdo dentro de las 48 horas y aseguró, al llegar a la reunión ministerial, que “la próxima etapa es la de la responsabilidad” .
“Sabemos en Europa cómo alcanzar buenas soluciones, una solución honorable partiendo desde nuestros desacuerdos iniciales” , agregó antes de recordar que el gesto debe venir de la zona euro.
El lunes, los ministros de Finanzas de la zona euro terminaron abruptamente una reunión luego de que las autoridades griegas tildaran de “absurdo” e “inaceptable” el borrador del Eurogrupo que presentó Dijsselbloem.
Esta es la segunda vez en menos de una semana que Grecia y sus socios de la zona euro terminan sus encuentros con un total desacuerdo.
El desafío, tanto la semana pasada como esta, era hallar una solución para permitir a Grecia financiarse a corto plazo ante el inminente fin de su actual programa de asistencia financiera, que termina a fines de febrero.
Grecia no puede financiarse sola en los mercados o si lo hace las tasas son muy elevadas.
La zona euro insiste en que Atenas acepte una extensión de su programa actual de rescate, por el que recibió desde 2010 unos 240.000 millones de euros a cambio de drásticas reformas, algunas de las cuales deben aún completarse, antes de comenzar una discusión sobre la “flexibilidad” que pueda obtener Grecia con las condiciones actuales.
Pero el nuevo gobierno griego quiere poner fin a las políticas de austeridad impuestas por sus acreedores, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional y apegarse a su programa electoral.
En lo concreto, el gobierno griego quiere “enmendar el actual programa y un periodo de transición de seis meses” , es decir un puente financiero para mantenerse a flote, acompañado de reformas propuestas por el gobierno y no impuestas por sus acreedores, dejando de lado las que son consideradas como más antisociales.
Sin la asistencia financiera de sus acreedores, Atenas no podrá beneficiarse de una ayuda vital para sus bancos –los préstamos de urgencia ELA — acordados al Banco de Grecia, y que deben ser aprobados por el Banco Central Europeo.
“El fin del programa griego no es un punto sin retorno, pero acerca al país al momento en que el gobierno se quedará sin dinero” , señaló George Saralevos, analista del Deutsche Bank.