En su primera fase, el complejo ofrecerá 20 habitaciones con un costo que va desde US$150 hasta US$360 por habitación y un área de eventos con capacidad para 250 personas, explicó José Luis Peraza, gerente general del hotel.
El ejecutivo añadió que los visitantes podrán ingresar en helicóptero (dos helipuertos), en yate de 23 pies y en vehículo.
“Ofreceremos un concepto diferente y personalizado, desde el tipo de almohada que desea el visitante hasta el tipo de café que desea degustar”, añadió Peraza.
Con la segunda fase, que se espera comience a construirse en los próximos meses, el hotel ofrecerá 40 habitaciones en total.
Semana saludable
Otro atractivo que ofrecerá el hotel es que cada mes, durante una semana, se llevará a cabo el programa G-Tox, “que pretende relajar y desintoxicar a los visitantes”, explicó Luis Natareno, entrenador personal del proyecto.
En esa semana las personas podrán efectuar aquaeróbicos, yoga, masajes relajantes y faciales, así como degustar alimentos saludables.
Natareno añadió que el servicio será completo, pues los turistas podrán viajar en un bus del hotel desde la capital hasta Mariscos.
El precio del paquete será de US$387 por persona en habitación doble, con todo incluido.
El hotel está rodeado por varios atractivos naturales y poblados que se beneficiarán del proyecto.
Atractivos
Alfonso Muralles, vocero de la Comisión de Turismo Sostenible de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), refirió que en los alrededores del hotel los turistas pueden apreciar las playas de arena dorada, vegetación y cascadas naturales.
“Está ubicado de manera estratégica, pues puede atraer turistas que visitan las ruinas de Copán en Honduras y de Tikal en Petén”, añadió Muralles.
Entre los sitios que se pueden visitar están las piscinas naturales llamadas Siete Altares, Playa Blanca, Punta de Palma y la ciudad portuaria de Santo Tomás de Castilla, fundada en 1840 por los belgas.
Los visitantes también podrán viajar en lancha a Lívingston para conocer la cultura garífuna, observar manatíes en el biotopo Chocón Machacas y viajar a El Boquerón, que es un río formado entre dos montañas; además del Castillo de San Felipe, construido en 1651.