La construcción de la primera fase de la terminal, ubicada en Moín, provincia de Limón, contempla un área de 40 hectáreas en el mar, un rompeolas de 1.500 metros y un muelle de 650 metros, así como la instalación de seis modernas grúas Post-Panamax.
La obra está a cargo de la empresa holandesa APM Terminals.
“La gente de Costa Rica, no solamente la gente de Limón, va a vivir mejor, porque se van a multiplicar las oportunidades de trabajo para el país en su conjunto y este esfuerzo, que no es el esfuerzo de un Gobierno (…), es un esfuerzo que tiene que acometer la nación entera” , aseveró Solís.
A la construcción de este puerto se opone el sindicato de los puertos estatales de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo de la Vertiente Atlántica (Japdeva) , cuyos líderes se manifestaron hoy en Limón contra el inicio de las obras.
El secretario general de Japdeva, Ronaldo Blear, dijo hoy a medios locales que la empresa AP M Termianls “no va a poder construir ese muelle libremente” .
Japdeva administra los dos puertos estatales que existen en el Caribe: Moín y Limón, por los cuales se mueve cerca del 80 % del comercio internacional de Costa Rica, pero han sido duramente criticados por los empresarios exportadores debido a la calidad del servicio y largos tiempos de espera.
Al final de la obra, el puerto contará con una superficie de 80 hectáreas, con 1.500 metros de muelle, cinco puestos de atraque, un rompeolas y un canal de acceso de 18 metros de profundidad, que servirá como un centro de transporte marítimo para el Caribe y América Central.