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La calificación de riesgo país para Guatemala mejora, pero aún está lejos del grado de inversión

En el segundo trimestre pasado, las agencias calificadoras de riesgo revisaron y actualizaron las calificaciones de deuda soberana y perspectivas de riesgo país para Centroamérica, con algunos cambios.

Guatemala es uno de los países de la región centroamericana y el Caribe que, desde hace un año, está obteniendo mejoras en su calificación de deuda soberana y perspectiva de riesgo país. (Foto Prensa Libre: Freepik)

Guatemala es uno de los países de la región centroamericana y el Caribe que, desde hace un año, está obteniendo mejoras en su calificación de deuda soberana y perspectiva de riesgo país. (Foto Prensa Libre: Freepik)

Guatemala es uno de los países de la región centroamericana y el Caribe que, desde hace un año, está obteniendo mejoras en su calificación de deuda soberana y perspectiva de riesgo país, con base en su resiliencia económica y la estabilidad mostrada en los indicadores más importantes. Sin embargo, existen factores que las agencias aún sopesan y una nota de grado de inversión, aún se no se ve en el horizonte.

En parte, eso se debería a que luego de los resultados de la primera vuelta electoral y las tensiones políticas generadas desde ese momento, Guatemala está en el radar de los inversionistas extranjeros, por el supuesto deterioro del clima de negocios.

Una nota de riesgo país les brinda a los propietarios del capital un panorama de los factores positivos y los de riesgo, por lo que los países compiten por lograr las mejores escalas. Y por otro lado, da una perspectiva a futuro inmediato (al menos de los siguientes 12 meses), que influyen en la toma de decisiones.

Como está la región

A manera de contexto, hace algunos días, el Consejo Monetario Centroamericano (Cemca) con sede en San José, Costa Rica, publicó su último informe “Riesgo País”, que aglutina las calificaciones de riesgo y perspectivas de las principales fortalezas, retos y factores de sensibilidad para las economías de Centroamérica, Panamá y República Dominicana, región denominada CAPARD, con información de las agencias Fitch Ratings, Moody´s Investor Service y S&P Global Ratings.

En el desglose del informe se confirma que se realizaron revisiones y actualizaciones en las calificaciones de duda soberana y perspectivas de riesgo para Guatemala, El Salvador y Nicaragua. En los casos de Guatemala y El Salvador, las revisiones realizadas implicaron cambios en sus calificaciones, mientras que para Nicaragua mejoró la perspectiva.

Para Honduras, Costa Rica, República Dominicana y Panamá, no se llevaron a cabo revisiones ni modificaciones por lo que mantienen sus calificaciones y perspectivas reportadas.

El documento indica que las revisiones se realizaron considerando el desempeño de indicadores como evolución de la actividad económica, déficit fiscal, necesidades de financiamiento local y externo, los análisis de ratios de deuda pública versus PIB (producto interno bruto), intereses de deuda/ingresos fiscales e indicadores del sector externo, entre otros.

 

Posición para Guatemala

El informe del Cemca hace una evaluación para cada país de la región, y en la cual describe su posición, así como balances de riesgos al alza y a la baja. Puntualmente, la calificadora S&P hizo una revisión al alza en su calificación para Guatemala durante el segundo trimestre del año. Las calificaciones de crédito país son:

  • Fitch: BB
  • Moody´s: Ba1
  • S&P: BB con perspectiva estable

Según el Cemca, para el alza en la calificación que llevó a cabo S&P, tomó como fortalezas crediticias la resiliencia de la economía y la estabilidad macroeconómica mostrada por el país. Resalta la posición externa, la moderada razón de deuda/PIB, así como la política monetaria.

Sin embargo, recuerdan que se requieren medidas adicionales para promover el crecimiento de largo plazo y disminuir el nivel de pobreza. Insisten en que el país cuenta con instituciones públicas aún en desarrollo y “en un entorno político desafiante que podría limitar la efectividad de la formulación de políticas”.

En la parte de indicadores, el informe precisa que el índice mensual de la actividad económica (Imae) para abril se sitúa en 3.33% (3.4% a mayo), gracias al dinamismo de la construcción, el sector inmobiliario, finanzas y seguros, industria, servicios administrativos, actividades de alojamiento y servicio de comidas. En tanto que la inflación, se ubicó en 4.93%.

Además, indica que, como resultado de medidas para contener el traspaso de los precios internacionales, el resultado fiscal desmejoró en 2022 con relación a 2021 y alcanzó en -1.7% del PIB. No obstante, según el documento, la razón deuda/PIB disminuyó en el 2022 hasta 27.7% y la deuda pública total se situó en US$26 mil 75.3 millones.

El Cemca enumeró otros factores positivos observados en Guatemala: fortaleza del sector externo; bajo déficit fiscal; y manejo cauteloso de la deuda pública.

Sobre los factores de riesgo también hizo ver que una degradación en la calificación obtenida podría darse si el desempeño económico es peor que el esperado o si tensiones políticas inesperadas afectan la trayectoria de crecimiento de largo plazo del PIB de Guatemala.

Mientras que la calificación podría mejorar aún más, si hay un contexto político favorable y las medidas tomadas por el gobierno aumentan la confianza de los inversionistas y generan un crecimiento económico mayor a lo esperado.

Grado de inversión ¿Inalcanzable?

Con base en lo anterior, si bien Guatemala tiene una sana calificación e indicadores, ¿cuáles son los factores que le impiden alcanzar el grado de inversión?

Johny Gramajo Marroquín, gerente económico del Banco de Guatemala (Banguat), durante un foro que organizó la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (AmCham), explicó que hay dos factores: el primero es una brecha social que se refleja en bajos indicadores de desarrollo humano, en los que tiene mucho que ver la cobertura y calidad de servicios esenciales como la educación y la salud de la población. Por tanto, se requieren reformas estructurales que no son de corto plazo.

El segundo factor es una brecha estrictamente económica, en la que se incluyen temas como una infraestructura débil (carreteras, puertos y aeropuertos), que se debe mejorar para efectos de eficiencia económica, que al final genere una mayor productividad.

Trevor Estrada, profesor en finanzas de posgrado de la Universidad Mariano Gálvez e investigador del Centro de Investigaciones de Ingeniería de la Universidad de San Carlos de Guatemala, va más allá y señala por lo menos cinco factores que impiden alcanzar ese grado de inversión:

  • El deterioro y debilidad institucional de las entidades y órganos públicos.
  • Bajo nivel de eficiencia y efectividad del gasto público.
  • Rezago crítico en el desarrollo de infraestructura económica estratégica y clave para el país, que es inversión productiva y social.
  • ·Necesidad de fortalecer la capacidad productiva y social.
  • Escaso avance en la reducción de la pobreza y brechas sociales en la población.

¿Cuáles son los beneficios potenciales?

Ambos consultados enfatizaron que una calificación grado de inversión tendría una repercusión en lo micro y macro, aparte de un alcance para los sectores público y privado.

Por ejemplo, Gramajo Marroquín citó que todos los países necesitan recursos del exterior para funcionar, los que complementan los fondos locales. Y cuando un país obtiene un grado de inversión, puede acceder a un monto más grande por la vía de créditos internacionales, a un precio menor y a un plazo más largo.

Además, atrae flujos de inversión extranjera, con capitalistas institucionales más sólidos, brinda más confianza y estabilidad en las políticas financieras.

Estrada destaca que un grado de inversión incrementaría la percepción favorable de los inversionistas locales y externos, brindando oportunidades al Estado para tener acceso a recursos más baratos, para financiar el gasto e inversión públicos. Inclusive, posibilitaría el refinanciamiento de la deuda pública, negociando a una tasa de interés más baja, lo que también beneficiaría al sector privado, al acceder a recursos más competitivos para sus inversiones y operaciones, lo que atraería al país a nuevos inversionistas de talla mundial.

Entonces, para lograr el grado de inversión en las notas de las agencias, hay que pasar por un camino que comienza por exhortar al nuevo gobierno democrático a que incorpore dentro de las metas de los siguientes años, que Guatemala alcance una calificación soberana de grado de inversión, para que forme parte del grupo de países latinoamericanos que ya la poseen, como Panamá, México, Perú y Chile.

Por otro lado, es importante hacer un llamado a los diputados, para que apoyen iniciativas de ley que impulsen esta meta, ya que traería más ventajas financieras, no solo al Estado, sino al sector privado y la población en general, a través de la generación de beneficios y ahorros financieros (públicos y privados).

Ya con un grado de inversión, si se llegara a alcanzar, también habría que mantenerlo. Para eso se necesitaría evitar que se siga erosionando la fiabilidad del sistema institucional, y cita como ejemplo lo que ha ocurrido en las últimas semanas con los resultados electorales, dado que eso puede afectar la reputación (imagen).

También perjudica la percepción de corrupción, ya que incrementa la desconfianza general de país. “Guatemala tiene avances que ha logrado a través de los años y los debe cuidar, no echarlos por la borda, en materia de su calificación de crédito”, concluyó Estrada.

ESCRITO POR:

Urias Gamarro

Periodista especializado en macroeconomía, finanzas públicas e infraestructura, con 20 años de experiencia en medios radiales, impresos y digitales.