Economía

La Ruta de la Seda china ignora el <em>brexit</em> y llega a Londres en tren

El estreno del tren a Londres llama la atención al acercar al gigante asiático a un país que ha decidido salir de la UE.

A medianoche, justo en el momento en que el 2016 terminaba para dar paso al 2017 y con media China celebrando el cambio de año, un tren partía desde la Estación del Oeste de Yiwu cargado con 700 toneladas de mercancías.

Nueve países, 18 días y 12 mil 451 kilómetros después, esa carga llegará a Londres y quedará inaugurada la línea de ferrocarril que muestra que el interés de Pekín, y de su iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda, por el Reino Unido se mantiene a pesar del brexit.

No es la primera ruta ferroviaria que va de China a Europa, sino la decimoquinta, ni la más larga, honor que le corresponde a la línea Yiwu-Madrid.

“Aunque vaya a salir de la UE, sigue existiendo un país llamado Reino Unido. Sigue estando ahí, así que hay un mercado y tiene sentido construir la línea de ferrocarril”, aseguró Shen Dingli, experto en relaciones internacionales de la Universidad Fudan de Shanghái.

Ropa, mochilas, telas y bienes para el hogar con un valor total de 35 millones de yuanes  (US$5.1 millones, €4.8 millones), forman el cargamento de este tren, que parte de Yiwu, una ciudad de la provincia oriental china de Zhejiang conocida por ser un de los principales centros mundiales de compra de productos de bazar.

Estas mercancías son similares a las que China exporta mediante otras líneas ferroviarias internacionales inauguradas en los últimos años a Londres, Madrid y otras trece ciudades europeas, pero también a Teherán o Hairatán (Afganistán).

“El transporte por tren solo se adapta al envío de bienes de alto valor añadido. Estos trenes necesitan altos subsidios del gobierno y, si no se transportan productos de alto valor y en gran cantidad, no merece la pena”, comentó Zhao Jian, economista de la Universidad Jiaotong de Pekín.

Este economista experto en transportes reconoce que el ferrocarril es más rápido que el barco, aunque más caro, por lo que se declara partidario de la vía marítima.

Para llegar hasta la estación Barking de Londres, el tren chino tendrá que atravesar toda China, Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Bélgica, Francia y parte del Reino Unido y tardará entre 18 y 20 días.

“Con este proyecto no se gana dinero, quizás se hace por causas políticas”, apuntó Zhao.

El presidente chino, Xi Jinping, anunció en el 2013, al poco de llegar al poder, que aspiraba a revivir la Ruta de la Seda y a crear un equivalente moderno que dinamizara la economía del gigante asiático como el antiguo circuito comercial hizo siglos atrás.

Bajo el paraguas de la iniciativa resultante, conocida como “Yi dai, Yi Lu” (“Un franja, una ruta”) o simplemente como las Nuevas Rutas de la Seda, Pekín apoya la construcción de todo tipo de infraestructuras de transporte y comunicaciones para conectar Asia, Europa y África y ambiciona establecer la mayor plataforma de cooperación económica del mundo.

La financiación no es un problema para China, puesto que, entre sus bancos estatales y nuevas instituciones multilaterales, como el Banco Asiático de Desarrollo de Infraestructuras (BAII) o el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, tiene listo más de un billón de dólares para invertir en esta iniciativa.

Un túnel en Uzbekistán, un puerto en Bangladesh, una refinería en Arabia Saudí o una línea eléctrica entre Egipto e Italia son algunos proyectos incluidos en las Nuevas Rutas de la Seda, que miran también a América Latina, por ejemplo, con la central hidroeléctrica ecuatoriana Coca Codo Sinclair, inaugurada por Xi en noviembre.

“En un sentido general, la iniciativa Una franja, una ruta, es sinónimo de intercambio y de vínculo entre todo el mundo, así que todos los países pueden ser parte de ella”, afirma Shen, de la Universidad Fudan.

Los proyectos ferroviarios, en todo caso, ocupan una posición prioritaria para un gobierno chino que, mientras proyecta que para el 2020 tendrá 5 mil enlaces por tren anuales con Europa, ya ha demostrado que su Ruta de la Seda no se detiene ni ante el brexit.

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