Las FAR “nunca renunciarán a cumplir” el papel de “servicio de la defensa del pueblo, del Partido, de la Revolución y el Socialismo”, dijo Raúl Castro en el VI Congreso comunista.
De 1961 a 1989, mientras la Unión Soviética era el sostén de Cuba, las FAR recibieron armamento por 30.000 millones de dólares. Pero desde que se desplomó el bloque, bajaron de 300.000 a unos 50.000 hombres.
Para subsistir crearon su propia industria militar y entraron en los negocios. Sus empresas han fabricado o modernizado fusiles, proyectiles, minas, helicópteros, aviones, carros de combate, tanques y radares; y adoptaron el llamado modelo de “perfeccionamiento empresarial” de rentabilidad, eficiencia y control, que se fue extendiendo al sector civil.
Al mando
Raúl nombró como su relevo en las FAR al general Julio Casas Regueiro, que antes administraba los negocios y la economía militar. Cuando éste falleció en septiembre de 2011, designó al general Leopoldo Cintra Frías, héroe de las campañas en Etiopía y Angola.
Un yerno de Raúl, el general Luis Rodríguez, es presidente ejecutivo del Grupo de Administración Empresarial de las FAR y es considerado uno de los “cerebros” de la reforma económica que impulsa el presidente. Fue incorporado al Comité Central en el Congreso del Partido.
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Los militares incursionaron en negocios en los sectores de comunicaciones, agricultura, transporte, azúcar y turismo, segunda mayor fuente de divisas que opera a través de la Corporación Gaviota, un gigante con más de 40 hoteles y villas, cuatro marinas, una línea aérea, una cadena de tiendas y empresas de renta de autos.