Economía

Más que un salario mínimo

El salario mínimo siempre genera un debate respecto a sus costos y beneficios. Mi columna de hoy no trata de enfocarse a presentar una posición a favor o en contra relacionada a su uso o método de fijación. Hoy quiero plantear la perspectiva de una persona común y corriente que tiene la necesidad de sostenerse a sí misma y a su familia con dignidad a través de la generación de un ingreso económico.

El salario mínimo vigente para las labores no agrícolas y agrícolas es de Q.2 mil 644.40 y de Q.2 mil 450.95. Ahora bien, según el Instituto Nacional de Estadística, la Canasta Básica Vital (CBV) para Guatemala que se calcula para una familia promedio de 5.38 miembros e incluye, además del mínimo alimentario, los servicios básicos, tales como agua, luz, vestuario, vivienda, salud, transporte, recreación, educación y para octubre del 2015 tiene un costo de Q.6 mil 400.73 mensuales. Es decir que se requieren más de dos salarios mínimos en un hogar para sostener una familia de 5 personas en Guatemala.

Muchas personas se sorprenden cuando comparto este dato en alguna conferencia que imparto, ya que no pueden imaginarse siquiera como podrían mantener a su familia con 6 mil quetzales de ingreso, aunque es una realidad para millones de personas cada día.

Este razonamiento sirve de base para pensar en la inquietud de una persona que no tiene empleo, o está subempleado y no logra generar ni por cerca esta cantidad. Aún más si la persona está sobre sus 40 años, en donde el mercado laboral se torna mucho más difícil para acceder a un puesto de trabajo el panorama puede ser desolador.

Por eso es que el modelo de franquicia, a través del formato de microfranquicia, tiene tanto potencial en los países actualmente, no como un esfuerzo de asistencia social, porque ciertamente no lo es, sino como una herramienta de generación de ingresos, empleo y autoempleo para muchas personas.

Un modelo de negocio para poder desarrollar un sistema de microfranquicias debe generar como mínimo de utilidad mensual al propietario el equivalente al salario mínimo, sino el negocio no tiene ningún sentido, pero la clave es que idealmente este negocio entre más se acerque a generar un ingreso de los 6 mil quetzales mensuales.

Esta semana hice una visita en apoyo a la estrategia de microfranquicias de Honduras y visitamos un cadena de tortillerías en donde la señora que la opera y atienda en promedio genera un ingreso neto de 8 mil quetzales o más mensualmente. El modelo es empresarial, no de asistencia social gubernamental ni de caridad, es un modelo de negocio válido y autosustentable porque no depende de donaciones ni subsidios.

Este es un ejemplo real de cómo una persona podría invertir en un negocio sencillo, fácil de operar, de rápida instalación y con el entrenamiento, abastecimiento, soporte y marca adecuado por parte de una franquicia que da su respaldo puede generar entonces recursos económicos que le permitan a una persona sostener a su familia. Esta siempre ha sido el fundamento esencial de la franquicia y ahora en una escala más accesible en términos de inversiones menores de la microfranquicia.

La franquicia es un modelo que genera desarrollo a través de millones y millones de empleos desde hace 65 años en todo el mundo y Centroamérica no es la excepción. Enhorabuena.

ARCHIVADO EN: