Ambos ministros mostraron su compromiso en profundizar la comunicación y coordinación de su política macroeconómica y con mantener consultas sobre los asuntos más relevantes de la economía internacional, según Xinhua.
Asimismo, destacaron la necesidad de incrementar sus lazos económicos y potenciar tanto el comercio como la inversión, así como aumentar la cooperación en finanzas, impuestos, seguridad social y gestión de la deuda pública.
“Como vecinos, la paz y la amistad son aspiraciones mutuas de los pueblos de los dos países. Una relación amistosa entre China y Japón conducirá al desarrollo económico de Asia”, dijo Lou, en declaraciones a medios de comunicación.
Los diálogos bilaterales sobre finanzas entre China y Japón fueron interrumpidos por el agravamiento de la disputa sobre la soberanía de los islotes conocidos como Diaoyu en mandarín (Senkaku en japonés) que siguió a la nacionalización del archipiélago por parte de Tokio en septiembre de 2012.
Desde entonces, las relaciones diplomáticas entre ambos países se enfriaron, aunque en los últimos meses han dado signos de reconciliación como la reunión entre el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el presidente chino, Xi Jinping, en Pekín el pasado noviembre en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
Sin embargo, las relaciones chino-japonesas siguen estando salpicadas por frecuentes cruces de acusaciones entre Pekín y Tokio por la soberanía de las islas que se disputan o, recientemente, por el recuerdo de la guerra que ambos países mantuvieron entre 1937 y 1945 y de cuya conclusión se conmemora este año el 70 aniversario.
Xi advirtió a finales de mayo de que no aceptaría ninguna “distorsión” de la historia sobre la invasión nipona del gigante asiático en la Segunda Guerra Mundial, en un discurso ante 3.000 empresarios y políticos japoneses que habían acudido a Pekín a promover una mejora de las relaciones entre ambos países.
En el campo económico, China y Japón han mostrado también sus diferencias en los últimos meses, en los que el gigante asiático ha acelerado la puesta en marcha del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), del que Japón no forma parte.
La tercera economía mundial, por su parte, ha mostrado un acercamiento al Acuerdo de Asociación Transpacífico, promovido por Estados Unidos y en el que no figura China.