El economista francés, que tiene siete doctorados honoris causa de universidades de distintas partes del mundo, fue premiado por su “análisis del poder del mercado y de la regulación” , según anunció en Estocolmo el jurado en un comunicado.
Tirole, de 61 años, es investigador en la Universidad de Toulouse (sur de Francia) , desde los años 1990, tras un paso por Massachusetts Institute of Technology (MIT) , noreste de Estados Unidos.
Ha enseñado en París, así como en importantes universidades estadounidenses, como Harvard, Princeton y Stanford.
Nacido en Troyes (noreste de Francia) , Tirole es hijo de un padre médico y de una madre profesora de francés, latín y griego.
“El conocimiento es muy importante para ella” , declaró Tirole en una entrevista difundida por el portal internet del premio Nobel, refiriéndose a su madre. También afirmó que su madre tiene 90 años de edad y que él le pidió que se “sentara antes de darle la noticia” .
Tirole se encaminó primero hacia las matemáticas, integró la prestigiosa escuela Politécnica, y descubrió tardíamente la economía, a los 21 años
Tras recibirse como Ingeniero de Caminos, eligió luego hacer un doctorado de economía en Estados Unidos, en el MIT.
Tirole llegó a Toulouse en 1991, donde fue uno de los fundadores del Instituto de economía industrial, que sería la cuna de lo que hoy se llama la “escuela de Toulouse” en economía.
Entre sus libros se encuentran “La teoría de la organización industrial” o “Teoría de juegos” , traducidos a varios idiomas.
Tirole es uno de los grandes especialistas de la teoría de “los juegos” , que desmenuza los mecanismos y arbitrajes que se hallan detrás de las decisiones de los agentes económicos, usando también la psicología.
En este marco, estudió tanto la regulación de los bancos y las telecomunicaciones como las emisiones de gas carbónico.
Pese a aparecer menos en los medios de comunicación que Piketty u otros economistas, Tirole también ha participado en debates públicos, realizando propuestas para orientar las políticas económicas.
Así, en 2003, propuso reformar radicalmente en un sentido liberal el mercado laboral en Francia, creando un impuesto a los despidos a cambio de reducciones de cotizaciones sociales y una simplificación reglamentaria para las empresas.