Este año 2015 es particularmente relevante, pues tenemos elecciones generales para dos organismos del Estado, lo que sucede cada cuatro años —ya lo sabemos—, pero, además, este año es crucial para impulsar fuertemente la economía de Guatemala.
En los últimos años se han hecho esfuerzos para avanzar, económicamente hablando; sin embargo, todo eso no ha sido suficiente para que el crecimiento del PIB incida en la mejora de la mayoría de los guatemaltecos.
No es solamente un asunto de personas, es un asunto de sistemas. El adecuado desempeño económico es sistémico, hay muchas variables que se relacionan unas con otras, y considero que no se han acoplado lo suficiente.
Hago énfasis en la no aprobación de leyes que hubieran significado un cambio estructural para el país, como la de Inversión y Empleo, la de Flexibilidad Laboral o cualquiera de las leyes presentadas por el Ejecutivo al Legislativo en el 2013.
Ese actuar sistémico entre Ejecutivo y Legislativo no pudo ser, y un ejemplo muy similar está sucediendo en Estados Unidos. La visión a largo plazo de economías tan desarrolladas y globales, como la de Estados Unidos, o tan pequeñas, como la de Guatemala, está en función de que ambos organismos logren acuerdos y le inyecten al país nuevos aires.