La crisis económica de algunos es la insaciable necesidad de ser felices, la cual nunca será satisfecha porque se espera que esa felicidad personal venga de lo comprado y esto jamás será así.
Las cosas que compremos para regalar no nos traerán felicidad, aunque sí mucha alegría y satisfacción al ver las caras de los destinatarios llenas de contentamiento al recibirlas.
Lo que verdaderamente nos hará felices esta Navidad será que nos estemos llevando bien con quienes vivimos, trabajamos o estudiamos, si estamos en paz consigo mismos y con Dios, así como tener salud y trabajo. Igualmente nos sentimos felices cuando alcanzamos lo propuesto y los que amamos están bien.
Ese afán por comprar de todo para ser felices causa crisis económica, pues el sistema financiero nos facilita el dinero para comprar con tarjeta de crédito aunque no tengamos “con qué”, lo cual mantiene la macroeconomía funcionando, pero nuestra microeconomía personal y familiar se deteriora y sufre.
Pocas cosas nos provocan tanto estrés como tener que comprar para tratar de no quedarnos atrás, competir y aparentar un nivel que no es el real. Para quienes viven dentro de un presupuesto deben cuidar qué y cuánto compran para no sacrificar su economía en la época de “el mes más lindo del año”, la cual invita a quedar bien con todo mundo, menos consigo mismo.
Mi recomendación es que usted se mueva con efectivo o tarjeta de débito en todo tiempo, pero especialmente en esas fechas navideñas.
Una buena solución es organizar, desde ahora, el juego del “Familiar Secreto” con quienes celebrará su Navidad. Para ello, repártanse papelitos con el nombre del familiar adulto y del niño con quienes intercambiarán un regalo, cuyo precio deben determinar previamente. De esa manera gastará solo en dos regalos y su economía no sufrirá. Los niños no tienen que comprarle nada a usted, sino que le entregarán una manualidad hecha por ellos mismos.
En mi libro Cómo hacerla en la vida, conocerás más sobre este y otros útiles temas.
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