Economía

El número de la suerte que le ayudó a emprender por la ecología

Su pasión por las culturas de oriente, especialmente de India, así como el deseo de proteger el ambiente, llevó a Fabia Cherchi a fundar Siento 8 Ecología Local, una tienda dedicada completamente a la venta de artículos cien por cien producidos con materias primas naturales.

Fabia Cherchi es la emprendedora que ha apostado por la calidad en su servicio y en los productos que ofrece. Álvaro Interiano

Fabia Cherchi es la emprendedora que ha apostado por la calidad en su servicio y en los productos que ofrece. Álvaro Interiano

Siento 8 Ecología Local tiene su origen en la creencia de que el 108 en la India y en otros países es un número sagrado para la meditación y que además trae suerte.

“Le puse la palabra siento porque todos los que estamos aquí hacemos todo con corazón, y al leerlo de corrido se forma el número mágico”, cuenta Cherchi, joven nacida en Grecia que creció viajando con sus padres por diversos países latinoamericanos y cursó estudios de diseño industrial en Guatemala, país donde se ha quedado a radicar.

Después de tener “muchos trabajos” como diseñadora gráfica, Cherchi llegó a la conclusión de que no era feliz y de que no estaba contenta con lo que hacía, lo que la motivó a buscar una nueva fuente de ingresos.

Emprendimiento busca generar un consumo responsable.

Siento 8 Ecología Local se ubica en el edificio antiguo del TEC, Cuatro Grados Norte.

Marcas reúne Siento 8, que elaboran una amplia variedad de productos, como alimentación saludable, cuidado personal, accesorios y artículos para mascotas y elementos decorativos.


La aventura como emprendedora ecológica empezó en el 2008, cuando fundó la marca Sayab, dedicada a la elaboración artesanal de infusiones y productos para el cuidado de la piel.

Los artículos los ofrecía en bazares de fines de semana organizados por la Municipalidad de Guatemala, y aunque Cherchi reconoce que el negocio “no iba mal”, el problema era que los clientes compraban un champú o un jabón (“a precios muy accesibles”) y aunque lo reemplazaban por la marca tradicional, debían esperar un próximo evento para abastecerse de nuevo.

Cherchi agrega que esa situación rompía el ciclo de la aceptación, por lo que era usual que los clientes ganados regresaran a los productos tradicionales. Fue entonces cuando surgió la idea de integrar el concepto de “los mercaditos” en un solo espacio.

De esa manera, según la joven empresaria, logró ofrecer una alternativa ecológica, local y artesanal, ante la necesidad de un consumo responsable para crear conciencia de reducir el impacto negativo sobre el ambiente en el planeta.

“Como emprendedores independientes, que nos dedicamos únicamente al crecimiento de nuestras empresas, no hay mucha posibilidad económica para grandes inversiones. Para tener la posibilidad de expandirnos es necesario tener un punto de venta fijo, con lo que se crean hábitos de consumo estables y duraderos en nuestros clientes”, afirma Cherchi.

“La calidad y ética en la producción es excelente, todo elaborado de manera artesanal, con todo el sentimiento y el mayor de los cuidados”, afirma la emprendedora.

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