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Las protestas iniciaron luego de que el gobierno reformara el reglamento de la Ley de Seguridad Social para aumentar la aportación monetaria de empleadores y empleados, pero la violenta represión de las primera movilizaciones rápidamente las convirtió en un levantamiento en contra del presidente Daniel Ortega.
Y desde entonces la violencia no ha hecho sino aumentar, con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos denunciando “el uso excesivo de la fuerza” por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, al que también ha acusado de recurrir a “grupos parapoliciales” para tratar de acabar con la revuelta
En su informe sobre la situación en el país, presentado el 22 de junio pasado, la CIDH también denunció numerosas violaciones de derechos humanos, incluyendo “detenciones ilegales y arbitrarias; prácticas de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes; censura y ataques contra la prensa”, entre otros.
Pero todo esto ha sido negado por el gobierno nicaragüense, para el que lo que ocurre en el país no es más que un intento de golpe de Estado encubierto.
Y además de responsabilizar a los opositores por la violencia, desde el inicio del ahora estancado Diálogo Nacional, las autoridades también han tratado de llevar las discusiones de regreso al plano económico, denunciando repetidamente el impacto negativo de los bloqueos de carreteras que han caracterizado las protestas.
Economía en caída
Esta práctica ha hecho que la crisis de Nicaragua también esté afectando a las economías de Honduras y El Salvador, con sus empresarios proyectando pérdidas por decenas de miles de dólares al verse perjudicados por la paralización del transporte de mercancías por carreteras.
Pero el más afectado es sin duda el mayor de los países centroamericanos, que a inicios de año proyectaba un crecimiento económico equivalente a entre un 4,5% y 5% del PIB.
A finales de mayo, cuando las protestas llevaban poco más de un mes, el Banco Central de Nicaragua (BCN) se vio forzado a revisar este crecimiento a la baja, situándolo entre un 3% y 3,5%.
Y el jueves pasado su presidente, Ovidio Reyes,tuvo que volver a reducir las proyecciones, hasta nada más un 1%.
Reyes también dio esperar un aumento del desempleo del 3,7% al 6%, debido a la desaparición prevista de unos 85.100 puestos de trabajo como consecuencia de la crisis política, que ya ha obligado al cierre de numerosas empresas.
Y las estimaciones del BCN lucen optimistas si se comparan con las cifras que maneja la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), un centro de estudios vinculado con la empresa privada.
Como hace 40 años
Efectivamente, e un reporte divulgado el miércoles, Funides estima que la economía nicaragüense ya no crecerá este año, sino que se contraerá en un 0,03%.
Y eso únicamente en caso de que se llegue relativamente rápido a una solución negociada del conflicto.
Ese primer escenario de Funides, sin embargo, pasa por una “salida negociada” del poder del presidente Ortega, “a finales de julio” del próximo año.
Y por el momento no hay nada que sugiera que el gobierno nicaragüense está dispuesto a ceder en ese punto.
Si la crisis se alarga, sin embargo, el panorama previsto por la fundación es mucho más sombrío.
“Como hemos visto a un gobierno en el diálogo nacional con poca voluntad hacia la solución de los problemas, nos inclinamos más por el escenario en el que el conflicto va a tomar más tiempo”, le dice Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de Funides, a BBC Mundo.
“De no encontrarse una solución a la crisis política que vive el país en el curso de este año se pasa a una proyección de una contracción de la economía de 5,6%”, advierte.
5.6%
es la caída estimada del PIB
US$1,400,000 millones se dejarán de producir por el conflicto
215,000 puestos de trabajo se han perdido a finales de año
Fuente: Funides
Bajo este escenario, los sectores más afectados son el comercio, el turismo y la construcción.
“Se perderían unos US$1.400.000 así como unos 215.000 empleos”, explica Chamorro.
Y, según el economista, con esta caída de 9 puntos porcentuales, Nicaragua pasará de ser la tercera economía de América Latina que más iba a crecer a convertirse en la penúltima.
“Solamente Venezuela tendría una resultados peores”, apunta.
Los sectores que más pueden perder si se alarga el conflicto en Nicaragua
Comercio | US$672.8 millones |
Turismo | US$181.5 millones |
Sistema financiero | US$160.1 millones |
Construcción | US$77.4 millones |
Y aunque esta posible contracción de la economía no sería la mayor en la historia de Nicaragua, sí representaría un cambio de dirección no visto en cuatro décadas,
“Se habían registrado decrecimientos negativos más importantes. En 1988, por ejemplo, (la economía nicaragüense) cayó un 15% producto de la guerra, pero ya venía de otra contracción el año anterior”, destaca el director ejecutivo de Funides.
Pero, según Chamorro, de concretarse este retroceso, sería la primera vez desde 1978 en que Nicaragua pasa de un crecimiento positivo a uno negativo de forma tan marcada.
Para ese entonces, ante el fracaso de la salida negociada que buscaba el llamado Frente Amplio Opositor, el país se aprestaba a entrar de lleno en la insurrección armada que terminó echando a Somoza del poder.
Y cuarenta años más más tarde, Nicaragua se encuentra nuevamente con las calles agitadas y la economía en caída, en medio de una crisis con un desenlace muy difícil de prever.